viernes, 29 de diciembre de 2006

Krakatoa

Hubo una época no muy lejana en la que nos quejábamos de la manipulación informativa a la que los gigantes de la comunicación nos tenían abogados al imponernos sus maneras de elegir los contenidos: los top 10 de la música, el cine, la televisión y la radio –publicitarlo y venderlo. Todo esto resultaba oprobioso pero la mirada independiente no colmaba todas las expectativas, además de que lo comercial no siempre parecía malo.

Cuando la omnipresente red fue acaparando todos los estamentos de nuestras vidas aparte del entretenimiento augurábamos la personalización absoluta de lo que queríamos apreciar. Buscar, descargar, ver u oír y guardar o borrar.

Pero es tanta la basura debajo de más basura generada por cualquiera que para llegar a encontrar algo de calidad es necesario que un filtro nos lo diga. Nadie dudaría de la doble dependencia de los motores de búsqueda para que nos señalen nuestros deseos.

La cultura popular nace de puntos de vista encontrados, ahora que todos pueden publicar, lo relevante es entender que es imposible llegar a todo el mundo, conformarse con pequeñas comunidades dispuestas a clickear lo mismo.

Antes quien tenía algo que decir debía entrar de alguna manera en la maquinaria de los medios, ahora con la democratización de la información sólo tiene que abrirse paso entre toneladas de terabytes para mostrar su talento.
Se podría decir que no tiene sentido crear más porque con paciencia es posible encontrar lo que alguien ya imaginó. Sin pretensiones de copyright tomar prestado y deformar, destruir, burlar y mejorar lo existente.

viernes, 22 de diciembre de 2006

De Bardolph a Rudolph

No es sólo la queja de un gruñón al que no le gusta esta época, es más un homenaje al estilo de los Simpsons o South Park a una temporada que me da comezón.

Así como existe un día para acordarse de que el cigarrillo mata, de que contaminamos el agua o de los muertos; es genial que haya un mes entero -y más- para visitar a los familiares lejanos, para hacer un balance de lo hecho y para compartir con los necesitados.

Es sin duda un momento especial para el comercio: para las grandes compañías de ingeniería de consumo, para las productoras de cine, para las aerolíneas y agentes de viajes, para los astrólogos, para las disqueras y licoreras, para los que se parecen a Santa, para los ladrones, para los que tejen sweters, para los que hacen los comerciales de Coca-Cola, para los que saben hacer manualidades, etc.

Pero y entonces estas fechas para los que no tienen varias tarjetas de crédito con que comprar trebejos qué son?

Mirar el frenesí de los demás por el consumo y excluirse. Sentirse además de pobre aislado a una celebración suburbana que se nutre de alcohol, pólvora y lechona.

Que importa si la tradición entera se basa en los Vikingos o en la iglesia Anglicana.

Es una época de felicidad para los que pueden pagar por ella o recibir de los que les sobra migajas para hacerlos filántropos, personas que mientras se toman un frapuchino con chispas rojas y verdes en Starbucks desean que nieve.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Océano de clorofila

No es sólo maniqueísmo, nuestro pensamiento aristotélico califica las cosas para lograr entenderlas. Por eso tendemos a pensar que los actos humanos surgen de personalidades concientemente creadas por padres responsables o disolutos.

Y esa es una manera fácil y holliwodense de de ver las cosas porque pese a recibir la mejor educación (entiéndase la más costosa), de haber crecido rodeado de todo el afecto, apoyo y comprensión hay personas que de adultas son unos completos cabrones.

Claro que los hay absolutamente beatos que llegado el momento sacan una metralleta en mitad de un parque y matan a todos o que viven promulgando y defendiendo unos valores, desaprobando desavenencias y mueren alcoholizados tras un volante o entre las piernas de una prostituta.

Si la ética no es únicamente enseñada sino que se ha enraizado en nosotros con la evolución por qué esperar que sólo lo enseñado sobresalga y lo que vive en nuestros pensamientos se esconda.

No nacemos malvados o puritanos (obviando su descontextualizada definición). No venimos predispuestos al bien y sin embargo para contarnos nos encasillan, numeran y cuentan.

Como siempre para evitar problemas y adoptando el modelo oriental: las cosas son y no son de la misma manera y a la vez. Todo depende del contexto, la cultura y el humor con el que hayamos despertado.

viernes, 8 de diciembre de 2006

Paparruchas

Todas las acciones del hombre parten del amor ya sea por insuficiencia o por exceso. Unos buscan completarse y otros le prestan más atención a otras emociones que hacen más excitantes sus vidas.

El odio y la venganza se atraen porque si tenemos la capacidad para sentir antipatía también con el deseo de satisfacer el agravio.

Como el acto más responsable de nuestra conciencia la culpa nos recuerda de los que hacemos o no (aunque a veces el sólo hecho de ser cristiano es suficiente). Y después de haberlo sentido todo y de querer buscar el centro de las motivaciones la imagen propia es trastornada, humillada, la vergüenza no por hacer algo en contra de los propios principios sino porque los demás se dieran cuenta de lo que debió permanecer oculto.

El amor es la fuerza necesaria para crear pero son necesarias otras emociones para hacerle contrapeso, para hacer interesante el mundo, para pensar en como debería ser. Que aburrido un mundo lleno de ositos cariñositos atacándose con un arco iris que les sale del pecho en cada discusión.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Los miramos hasta que dejamos de verlos

Mientras no sepamos lo que sucede con nuestras almas cuando abandonan el cuerpo la muerte seguirá siendo peor para los que se quedan.

La agonía duele y conocemos el dolor pero cuando acaba no hay descanso sino lágrimas.

Escuchamos en las noticias muertes todos los días, los libros y las películas se basan en historias de muerte y amor (que cuando se acaba es como un duelo). Reconocemos que todo tiene un fin y sin embargo duele. Miramos objetos que no tienen razón de ser y recordamos momentos que parecen un sueño.

Después de la sorpresa viene el dolor en todo el cuerpo, debajo de las uñas. Mareo y frío. No hay ganas de comer ni de dormir y un sentimiento de desamparo lo cubre todo. También hay arrepentimiento por no haber hecho o dicho tal cosa y odio con ella por haberse ido y consigo mismo por haberla dejado ir.

Despertarse con su rostro en la memoria y recordar con culpa, rabia y tristeza que al menos esas fuerzas que crearon todo permitieron por un momento conocerla.

viernes, 24 de noviembre de 2006

El invierno no empieza hasta la tercera nevada

Las sirenas y las voces, el humo y el frío. Los rostros que no miran y los atascos. La ciudad agobia y el llegar a casa puede verse como una ilusión de descanso. Quitarse los zapatos y abrir el congelador, recostarse y sentir la respiración.

Sin embargo, después de unos minutos el sobrecargado cerebro siente pánico ante la inactividad: ojear el periódico, cambiar canales en la caja tonta, repasar pendientes, escuchar música, navegaren Internet, comer algo y perder el tiempo por telefono.

La idea de la soledad es mejor que la práctica.

Los que no tienen a nadie se sumergen en trabajo y estudio los que lo tienen quieren ir a cine solos.

O será que simplemente queremos lo diametralmente opuesto a lo que tenemos. Añoramos ruido en el silencio y libros nuevos cuando no hay tiempo para leerlos.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Qui a bu boira

Todo comienza cuando en medio de profundos bostezos coloco la alarma del reloj, me meto debajo de las cobijas calculando que después de que los pies se calienten caeré fundido, pero no.

Después de un día que duró alrededor de 18 horas esperaría poder dormir, pero no.

Me dicen que deje de pensar, que cuente ovejas, que respire profundo o que imagine un paisaje plácido, pero no funciona.

Después de recordar cada acto del día, de colocar a la izquierda de mi pensamiento lo que quedó pendiente, de tararear dos o tres canciones sin razón llega el desespero.

A veces dándole vueltas al mismo asunto, planeando minuciosamente una estupidez o imaginando absurdos desenlaces dramáticos a ocasiones superfluas.

Preguntándose a dónde se fueron los bostezos y analizando su relación directa con el sueño, viendo esa mancha de luz en la oscuridad que se forma en los párpados y pensando un poquito en óptica; los pies demasiado calientes para parar a tomarse un vaso de agua. Tener miedo de mirar el reloj y entender que el día que ya empieza será una porquería.

Agradecer después de todo que esto sólo sucede los lunes con los ojos pegados y con mal genio recuerdo que tengo que ir a trabajar.

viernes, 10 de noviembre de 2006

Kaizer Soze

Muchas personas en diferentes épocas han sentido que ya no hay más que inventar, que sólo queda cambiar de contexto las cosas de siempre para sentirlas especiales.

Parece ser que no sólo los acontecimientos tecnológicos sino teóricos se sobrevienen más rápido en una era de las comunicaciones.

Las letras del abecedario son finitas y con ellas cientos de lenguajes recrean sempiternos olimpos. Las ideas, mientras tanto, se basan en el universo conocido y como tal hacen visible lo que será.

Es como si se diseminara un gen creativo en la población y sólo unos pocos se despertaran cada día preguntándose “¿Y que tal si…?” Son una clase de seres que no necesariamente buscando el Nirvana viven de verdad sin apegos, arriesgan lo que tienen por la posibilidad de algo mejor. No se inventan un color chusco para una silla sino que crean una manera de sentarse. Mueven el destino de los demás, no reaccionan.

Quien hubiera pensado hace diez años que nos volveríamos tan dependientes de un montón de aparatitos llenos de información impalpable.

Sin embargo, para romper paradigmas es necesario utilizar lo conocido y si se termina haciendo “Lady in Water” porque lo nuevo es con respecto a algo que se queda atrás, que ya no emociona.

Hay que conocer profundamente lo que nos rodea para poder desbaratarlo brutalmente con delicadeza, para ver las cosas de manera perfectamente sencilla, sencillamente perfecta y absolutamente suficiente.

viernes, 3 de noviembre de 2006

Beatnik

Después de pasar varios canales, de asombrarme de lo parecidos que somos a los simios, de la cantidad de hormigón que se necesita para unir dos costas y de lo imbécil que puede llegar a ser Paris Hilton me detengo en uno de viajes.

No obstante no se siente la misma frustración de antes por no trabajar probando cócteles. Ahora lo desconcertante es ver que tanto en un hemisferio como en el otro lo único que se hace en cualquier lugar es comprar.

Parece ser entretenido empacar maletas y un diccionario para conocer un centro comercial igual al que queda al lado de la casa; encerrarse en unas cajas de cristal (bien diseñadas, no lo niego) que hasta jardines tienen para sentir la absorción de otra cultura.

Al otro día ir al mercado subterráneo por una réplica mal hecha de la torre Eifel y una foto en la que demuestre que verdaderamente estuvo allí ya que al volver más que las nuevas experiencias lo importante será haber cumplido todos los clichés que dictan las guías.

Para que ir a China ¿A conocer la fabrica de Apple o la muralla? Cuando lo haga espero comer muchas cosas sin saber si están muertas.

viernes, 27 de octubre de 2006

Sinfonietta

A veces reímos a carcajadas y no estamos felices, lloramos a borbotones sin estar tristes. Nos dejamos contagiar por la mezcla perfecta entre charada, gag y sarcasmo hasta que nos duele el abdomen, sentimos la tensión en los músculos de la cara y recordamos que esas líneas de expresión han sido gustosamente ganadas.

Hay veces que entendemos el ingenio de otros para sacar valor de la brutalidad, cuando logran arrancar risotadas de la crueldad, de situaciones que necesitamos purificar.

Pero hay ocasiones realmente excepcionales en las que sin tanta parafernalia sencillamente sonreímos. Como extrañamente satisfechos de lo que hemos vivido alcanzamos una efímera paz y logramos ver en cada cosa que nos rodea algo bello.
La mayoría de las veces sucede cuando tenemos cogida de la mano a esa persona que nos hace olvidar las sensaciones del mundo tangencial y se inventa uno para nosotros.

viernes, 20 de octubre de 2006

Todos tienen una Beatrice Portinari con quien soñar

Cuando dos cuerpos se encuentran y estallan por unos segundos tocan esa cuarta dimensión que Wells (Herbert) se imaginó 30 años antes que Einstein la inventara. Detienen el tiempo con la fuerza de un átomo fracturándose pero es tan efímera y los cuerpos tan terrenales que se hace necesario volver a la frustrante realidad.

Dos personas se cortejan, dependiendo de la época, para olvidar que son sólo cenizas, que pueden alcanzar con unas manos de carne y hueso algo que aunque explicable parece mágico.

Así como los científicos en alguna universidad inglesa "demostraron" que la sensación del amor no se diferencia en nada a la producida por una barra de chocolate negro, dirían que el orgasmo es la respuesta natural para que el hombre quiera prolongar su linaje.

Hay demasiada tinta arrojada sobre papel unas veces quemado y otras ni siquiera leído que ha intentado hablar sobre las más sencillas experiencias y, ante la ineludible subjetividad de lo bello no queda más que el arte.

Existe un efecto mariposa sobre nuestros actos. Decir que aunque no sea necesario el propósito procreador para copular no nos arroja sin razón simplemente al fornicar.

Siguiendo a Darwin, no somos para nada el estandarte de la evolución mucho menos cuando nuestras acciones se originan de las ganas. Si se dice que para que las cosas salgan bien hay que hacerlas con amor por qué no para variar hacer el amor con amor (sin New Age ni nada sólo amor).

viernes, 13 de octubre de 2006

Glam

Mientras me lavo los dientes miro por la ventana y del edificio del frente me llega el reflejo de esa entidad amarilla que me obliga a volver al ropero y cambiar de opinión.

Una camisa beige de manga corta y sin chaqueta. Aprovechando lo que para algunos es un buen día por el hecho de ser soleado camino hasta el trabajo y después de media hora, lleno de sudor y absolutamente fastidiado comienzo a lidiar con ese reflejo que se filtra por las persianas y da en la pantalla.

Pienso que con el pasar de las horas inevitablemente las cosas van a mejorar porque la tierra tiene que rotar pero luego de intentar mil posturas para ver lo que necesito el dolor de cuello me dice que no fue así.

En la tarde, con las manos pegachentas y el entrecejo cansado de evitar el deslumbramiento un arco-iris le da la bienvenida al primer ápice de paz del día. Mientras, la gente a mi alrededor no permite que las intermitentes gotas formen libremente prismas sobre sus cabezas sino que las espachurran sobre el vinilo del paraguas.

Como una cortina las nubes se cierran sobre el cielo y como si lo estuviera esperando, el viento va lanzando oleadas de agua a los que se esconden en las fachadas.

Muy en el fondo alcanzo a pensar en mi atuendo cuando los zapatos comienzan a sonar desaliñados y la piel se eriza. Pero no dejo de pensar que al fin y al cabo así es como debería ser Bogotá y no de otra forma.

viernes, 6 de octubre de 2006

Post-it

El mejor ejemplo de globalización se da cuando una compañía inglesa con sede en Suiza contrata outsourcing a una empresa holandesa con casa matriz en Noruega para que se deshaga de unos desechos químicos en costa de marfil a bordo de un carguero griego con bandera panameña.

Eso y el hecho de que un centro comercial es lo mismo aquí que en Miami, de donde no es necesario salir para conseguir lo más típico de cualquier sitio ya que es lo primero que se exporta. Sin embargo, existen cosas que ni la playa laguna de MTV ni Second Life pueden reemplazar y son esos pequeños momentos que sólo se pueden vivir en ciertos sitios y con ciertas personas.

Mientras la banda sonora de New York es el tráfico y su fruta es la manzana. En Bogotá como en ninguna otra parte el clima es sin igual. Nadie no sabe como salir vestido en la mañana; pasa del sol canicular al aguacero que inunda barrios y tumba árboles. No importa la época del año. Y existen miles de cosas que sólo se pueden vivir aquí, pero todas ellas matizadas por ese sol punzante que en segundos da paso a una impresionante lluvia.

viernes, 29 de septiembre de 2006

John Wilkes Booth

Es un rito que no comienza cuando apagan la luz sino con la decisión y es que en este año de Nuestro Señor hay poco en cartelera pero la pasión de oír el claveteo del proyector es más fuerte.

Había un par de salas en la ciudad gigantescas sin sillas VIP, que no tenían confitería, ni aire acondicionado, los baños eran inmundos y las sillas incómodas, pero eran el sueño de cualquier cinéfilo porque aunque la capacidad superaba las tres centenas nunca había más de ocho personas paranoicamente distribuidas lo más alejadas unas de otras. Tal vez las razones por las que ese octano de personas asistía obligó a cerrarlas y ahora no queda más que extrañarlas.

Porque el cerebro de los que les gusta el cine ha debido acostumbrarse a que debe pagar más por las sillas que prefiere, entender que los distribuidores viven de vender palomitas, que los niños también tienen derecho a asistir, que siempre hay un imbécil que no apaga el celular, comenta la película con perspicaces comentarios fruto de su sobrenatural hipertextualidad, y además se para a ir al baño y tiene el descaro de regresar.

El ideal es que cuando cae la oscuridad el propio cuerpo desaparezca y el techo junto con ese aviso de salida colapsen ante la imagen que se forma frente a los ojos; la mente sólo tiene permiso para descansar cuando la marca de colilla en el extremo derecho avisa el cambio de carrete, de resto, sumergirse en la visión de otro de un mundo al que nos permitió entrar, salir y por unos segundos (u horas) lamentar que el mundo real tenga colores tan planos e historias tan simples.

viernes, 22 de septiembre de 2006

Fatum

Una camisa de manga corta holgada es imprescindible para acceder a uno de esos lugares, atravesar el aviso luminoso de la entrada, sentarse en una butaca de la barra y verse en el reflejo entre las botellas.

Se acostumbra oír el consejo del bartender o dejarse llevar por la simpleza de una cerveza; aunque hay ocasiones en las que el olor amargo a Vermouth se mezcla de manera perfecta con el dulzón maraschino, el sonido del cuchillo al golpear la madera después de tajar el limón y de ver como el hielo molido saca los mejores visos de la soda.

Después de sopesar el clima, los sentidos toman la decisión y lejos de cualquier bodeguita comienza la magia cuando el azúcar y el limón caen en un vaso alto, luego la menta es apenas presionada contra los lados (sólo un poco), el hielo hasta el tope recibe al ron blanco y en seguida de mezclar, la soda.

Las 28 piezas de dominó se despliegan sobre las mesas mientras el azúcar se disuelve y la lengua se sorprende. Sólo queda dejarse llevar por este placer poco culpable de un viernes por la noche.

viernes, 15 de septiembre de 2006

Demasiado para ser cierto

Luego de trabajar, cansado, se detiene en un azulado bar a tomarse un trago, no dos.

Se acerca una mujer con una inmensa sonrisa y una reducida falda a hacerle conversación, trabaja y al igual que él está sola. Y una cosa que en frente del espejo diferencia a hombres y a mujeres se hace notar: él acepta sin reparos que su atractivo natural la sedujo. Se le cruza por la cabeza que es una prostituta pero después de no escuchar un precio en cinco minutos descarta la idea.

Justo cuando el alcohol comienza a desinhibir la fidelidad del hombre comprometido se ve ante la disyuntiva, por un lado honrosa de despreciarla y salir con una airada victoria de la cual no podrá ufanarse ante nadie y por el otro dejarse llevar y obtener siete segundos de placer y semanas de arrepentimiento.

Al final vuelve a casa con una sonrisa extraña como de alguien que ha descubierto el lenguaje de los astros pero no piensa compartirlo con nadie. Le hace el amor a su esposa pensando en aquella extraña y la vida sigue.

viernes, 8 de septiembre de 2006

Lupita

Llegar a las ocho de la mañana, encender el computador y tener el último momento de calma mientras se carga el antivirus; luego no importan ni las ganas de orinar, parpadear o ir a comer.

Solo se es conciente de que se vive el desenfreno cuando un programa inestable se cierra obligándonos a perder unos nanosegundos de productividad. Las alertas del MSN despejando dudas laborales y si pasa una mosca o el reflejo del sol da en la pantalla son para recordar que ya es tarde y que el tiempo no alcanza para todo.

Los minutos se encadenan con los días y los meses son testigos de que lo único que queda es llegar a casa y encender la caja tonta porque los ojos no darían para leer o pensar en descansar.

De todos modos hay que probar las cosas para comprobar que no nos gustan.

viernes, 1 de septiembre de 2006

Del estaño como mantequilla

Aparece esta mujer, sin ser pirata, con un cofre lleno de bisuteria. Como cualquier fetichista sabe que todo lo que tiene nunca lo va a terminar de usar y aún así quiere más.
Colecciona, acumula y vive por la emoción de llegar a su casa y abrir el envoltorio. Siente los reflejos del cristal, escucha los tintineos de la plata y desprecia las baratijas derivadas del petroleo.
Primero se prueba unos que conbinen con la blusa aún cuando siempre ganan los que se parecen a sus ojos. Siente el peso sobre sus lóbulos y utiliza su visión periférica para coquetearse.
Se mira los dedos revisando el barniz para amarrarlos en un desconcertante homenaje a la milenaria esclavitud femenina. Como escuchó que más de dos estaba pasado de moda usa tres.
Y el último y más importante atavio que puede lograr que todo suene como una sinfonía o como un ruido, el deleite de sentir sobre el cuello el brillante destellar del dije que recibió cuando pequeña, luego si no combina, qué importa lo esconde en el sostén.
Después de todo, sin ropa ya no se siente desnuda.

viernes, 25 de agosto de 2006

Thereshold

Sólo cuando nos damos cuenta del final de las cosas actuamos para impedir que se acaben, sin embargo, llegado el momento debemos reconocer que siempre nos dirigimos hacia múltiples finales y que nuestra incapacidad para reconocerlos nos impide disfrutar de lo que realmente importa. el camino.
Los acontecimientos llegan y se van (como los enamorados de Neruda), los aguardamos espectantes e inmediatamente los añoramos, como si el presente no fuera más que una ilusión que palpamos con cada respiro.

viernes, 18 de agosto de 2006

Por qué nos has abandonado

Se supone que Dios no endereza a la humanidad porque ésta debe aprender por sí misma de sus errores, y si no que lo diga el buen Job.

El hombre toma decisiones y asume consecuencias pero la tentación abunda como nunca antes: el capitalismo y la tecnología ponen en peligro el libre albedrío y la autorregulación.

Se hace necesario protegernos de nosotros mismos, de la incapacidad para controlar los vicios: Internet, sexo, alcohol y drogas. Comemos mucho, ahorramos poco y devoramos combustible fósil que calienta el planeta.

Prohibir cosas que muchas personas quieren es un camino seguro hacia el fracaso, sin embargo, el estigma social (tabaco) y las regulaciones gubernamentales ayudan mientras se crea el impuesto a la energía solar.

viernes, 11 de agosto de 2006

Experiencia elemental

Cada verano se libra una batalla intensa contra la tentación, aunque para voraces voluntades no importa si está lloviendo o nevando la sensación cremosa en la boca se disfruta igual.

Esta emulsión de aire, grasa y leche conocida como helado lucha por mantenerse unida evitando la cristalización del agua y conservar el encanto.

La suave impresión de la crema deslizándose por la lengua y la densidad hostigante en la garganta opacan el hecho de que el helado más exquisito proviene de la proteína clonada de la sangre de una babosa vivípara del Océano Ártico.

Ingentes cantidades de dinero son destinadas a la investigación de métodos para combinar el sabor del suero de mantequilla con el contenido nutricional del brócoli. Sin embargo es difícil desligar la naturaleza de lo sabroso a su capacidad para engordar.

Mientras algunos sienten el gusto por el helado de alta calidad olvidando el contenido graso, otros lamentan con deleite la culpa de las calorías.

viernes, 4 de agosto de 2006

La interfaz de las frutas

A lo largo del Uso, en efecto, dejar que tengan lugar
acuerdo y atención mutua, en la reparación del desacuerdo.
Anaximandro

No se si es por el repunte de la economía o por la globalización que la satisfacción de las necesidades más básicas se convierte con la modernidad en la complacencia de los placeres.

La cantidad de nutrientes que necesitamos para sobrevivir se hallan fácilmente en una granja de patio pero comer como muchos otros hábitos es hoy un elemento más de estatus que permite a los que pueden pagar atiborrarse con lo más exclusivo que la tierra puede dar.

Justo cuando un restaurante alcanza el estatus para volverse el recomendado del mes a través del boca a boca es cerrado para darle paso a uno nuevo con la última tendencia de los sabores.
La comida ya no sólo tiene que ser apetitosa sino sugestiva, debe ganarse los sentidos de los nuevos sibaritas, primero visualmente y luego con olores y sabores, evaluando al final si el deleite se mantuvo equilibrado entre estos tres aspectos.

El mundo entra por los sentidos y en esta era multimedia la visión es la más atacada, los medios de comunicación y la publicidad compiten por colmar las experiencias de usuarios con dinero.

Y pese a que a veces no sepamos como lavar una prenda, ingerir un medicamento o utilizar un electrodoméstico en el extranjero el plato del que comemos está tan cargado de diseño como el MacPro.

Las ciudades y las sociedades, los estilos y ritmos de vida, las características demográficas y costumbres, las percepciones y valores, las creencias y vicios son colocados en una base de datos para poder identificar a los consumidores y tener pautas que permitan establecer su perfil.

Se pensaría que cualquiera que se tome el trabajo de sentir al mundo puede ser un diseñador, y como se necesita entender al hombre para saturarlo de mercancías no es necesario hacer las cosas bien sino conformes a un estudio de mercado.

El hombre civilizado necesita mundos para descubrir, para verter sobre ellos su visión, extender los territorios para expandir un pensamiento y controlarlo.

Imaginen a los conquistadores en medio de una humedad asfixiante deleitados con la voluptuosidad de una guanábana, una papaya o una piña; comiendo por primera vez una fresa, un mamoncillo o una uchuva; dejándose llevar por la exuberancia de un mora, una feijoa o una curuba; entendiendo el gusto afrodisíaco del borojó, de una chirimoya o un chontaduro; abandonándose al ácido encanto de un lulo, un maracuyá o un agraz.

Constantemente nos maravillamos de lo inteligente que resulta la evolución y la adaptación de los seres vivos al entorno, develamos misterios genéticos para descubrir que cada ente de la naturaleza funciona como debería hacerlo. Nadie nos dice que una granadilla hay que abrirla y sorberla o que un zapote hay que chuparlo, sin embargo, con sólo verlos lo sabemos.

Es difícil imaginar que las cosas eran el acompañamiento natural del hombre y que juntos se desdoblaban en el uso, la modernidad fracturó la relación y colocó a este último frente a lo que utiliza.

Volver a pensar las cosas es el camino a la reparación, hacer que trasciendan provocando pequeñas acciones. Así como no podemos mirar el mundo sin nosotros dentro, es imposible comprendernos sin entender lo que nos rodea.

viernes, 28 de julio de 2006

Si no está malogrado no lo arregles

Antes nos podíamos referir a la raza humana con la palabra hombre entendiendo que la mujer estaba incluida, ahora se populariza el símbolo @ y reclama el término humanidad (sin referirse, claro, al pensamiento renacentista).

El típico machista con tintes de chovinista quiere tener una mujer que le sirva aprovechando sus nuevas capacidades para que lo mantenga.

Ellas quieren un caballero que pague las cuentas y que les de trabajos en la construcción.

En mi opinión los hombres son más fuertes para poder dar, las mujeres más sensibles para poder recibir. Y no estoy hablando de inteligencia, somos básicamente animales que acumulan poder pensando en procrear y proteger las crías.

Es como poner en duda la resistencia física de los negros, entonces por qué los esclavizaron durante siglos.

viernes, 21 de julio de 2006

Pompas de jabón

Escuchaba que si New York tuviera la misma densidad de población que Alaska tendría 25 personas, y eso, aparte del valor descriptivo parecido a comparar el grosor de un baobab con un humano sólo nos asombra, pero seguro que esas 25 personas imaginarias se conocerían, sabrían las necesidades e intereses de los demás.
No es sólo esa conciencia oceánica de alejar el zoom y buscarse en una ciudad de 180 mil hectáreas, millones de habitantes y otro tanto de autos, luego en un planeta cubierto por agua en medio de una galaxia demasiado privilegiada para osar no creer en un demiurgo y al fin ver el universo y saber que si no fuera por la reflexión del sol ni tan siquiera brillaríamos porque toda esa industriosa tecnología sólo ilumina pocos metros por encima del ego.
Es aciago sentirse insignificante porque la desesperanza impide incluso tender la cama en la mañana, otras veces es un camino fácil para desembarazarse de la responsabilidad por no hacer nada para que el mundo mejore.

Sin embargo, si la vida es tan corta se debe aprovechar al máximo, si somos tan diminutos y la contingencia de nuestra vida es tan grande porque no sentirnos profundamente agradecidos con el infinito por ese sobrecogedor azar.

Las playas no existirían si todos los granos de arena se sintieran vacíos.

viernes, 14 de julio de 2006

Fotografiar es escribir con luz

Mientras los pintores la miraban con recelo, los supersticiosos creían perder el alma. La fotografía copia la realidad, no la representa y sin embargo obturar depende de una sensibilidad especial.

Sin la escritura decenas de civilizaciones pasaron por la Tierra sin dejar rastro de su existencia; los dibujos lograban trasmitir maneras de ver el mundo con unos cuantos trazos. Pero cuando la luz raya el negativo ese devenir de segundos que compone el sin fin de las horas se detiene un instante y el aire que se interpone entre los cuerpos casi se puede tocar.

La fotografía potencia la memoria porque aunque la subjetividad que supone un relato permite una riqueza sólo limitada por la imaginación del que escucha, plantar frente a los ojos una ventana cargada con la subjetividad de quien presenció el momento es entender la perspectiva estética del otro.

La memoria discrimina lo que los sentidos captan, le da prioridad a una sensación y decide basarse en ella para atesorar el momento. Al evocarlo el cerebro se cuelga de lo que más lo impactó y a partir de ese factor baña los acontecimientos.

El fotógrafo es capaz de detener el tiempo atestiguando en un papel lo que realmente sucedió, partiendo el aire con la luz necesaria para retener los sentimientos para que no se evaporen.

viernes, 7 de julio de 2006

El último canto de un cisne

Una cosa es saberse las doce estrofas del himno y el canto a la bandera entendiendo sus categóricos requerimientos de entregar la vida por la patria, usar la manilla y la camiseta con el tricolor y comprar una artesanía para que los Uitotos entren adecuadamente al libre mercado.

El comercio globalizado hace que las cosas sean iguales en cualquier parte, los souvenires no son más que estereotipos en bolas de cristal. Cuando vamos a la costa a saborear su exoticidad presenciamos una mutación de las costumbres periféricas por una homogenización del ocio.

La identidad va más allá de mantener las costumbres estando en el extranjero, no es tener un sombrero vueltiao colgado en una pared de la sala, ni hablar bien del lugar que lo vio nacer.

No apreciamos con tanto encomio lo que tenemos al lado, no lo conocemos ni nos interesa hacerlo pero si alguien lo quiere recordamos que es nuestro. Las cosas se aprecian mejor cuando con esfuerzo se consiguen, mientras mas cuestan más profundo el merecimiento.

La idea es parecernos para diferenciarnos, asumir nuestros rasgos únicos para sentirnos diferentes. Entender que lo importante no es lo que esté en capacidad de brindarnos un lugar para sentirlo nuestro sino lo que cada uno es capaz de entregarle para hacerlo mejor.

viernes, 30 de junio de 2006

Escotoma

¿Qué está tan arraigado en nuestros imaginarios que nos permite suponer que el estilo de vida del otro está más justificado por su manera de gastar?

La modernidad permite tantos matices que incluso lo que se sale del dogma está previsto y es representado por una tendencia de la moda que se repite de vez en cuando. Las sociedades del primer mundo dividen a su gente entre consumistas y laboristas.

Elaboran necesidades para aprender a satisfacerlas, trabajan para ello y una vez satisfechas crean de acuerdo a su poder adquisitivo nuevas y más difíciles de alcanzar, se convencen de que necesitan más objetos para ser felices pero cuando los tienen nada pasa.

El equilibrio consiste en agotarse en el consumo para disfrutar del ocio y cansado de este volver a la labor; aunque detrás del consumo no quede nada, se hace importante saber cuánto tiempo se dedica a trabajar y cuánto a consumir.

Nosotros, mientras tanto nos paramos frente a las vitrinas, observamos los maniquíes ataviados, queremos parecernos a ellos y los envidiamos aún cuando sabemos que tampoco nos hará felices.

viernes, 23 de junio de 2006

Musette

Hay personas que marcan la historia porque sus mentes fueron capaces de mirar las cosas con otros ojos, no discriminaron ideas absurdas y aprendieron de sus errores. Dejaron huellas porque tuvieron la oportunidad de cambiar el pensamiento.

Todo innovador debió en algún momento nadar en contra de la corriente porque la masa le teme al cambio, a lo que se sale del centro. Sólo los que están cerca de la verdad son atacados.

Estos hombres fueron duales y contradictorios, estaban compuestos tanto de una naturaleza benévola como maligna, fueron interesantes porque eran imperfectos.

Los volvemos héroes porque continuamos sus innovaciones, porque reconocemos que sin el avance acumulativo del conocimiento nuestra trascendencia sobre la Tierra sería reducida.

Los genios antes que nada fueron humanos, tuvieron antecedentes e ídolos, condiciones especiales que los configuraron y ante todo azares.

viernes, 16 de junio de 2006

Microentgens

El problema no es si hace sol cuando estamos abrigados o que llueva cuando no lo estamos. Lo que pasa es que si el clima no acompasa nuestras emociones nos es molesto. Hasta el punto de suponer que todo, incluidas las estaciones se confabulan para oponerse a nuestros sentimientos.

viernes, 9 de junio de 2006

Ciocarlia

La música es una enciclopedia de afectos traducidos al lenguaje de los sonidos; nos llena de humor y sencillez, nos acompaña en momentos meditabundos, agitados e inciertos, en episodios plácidos y tranquilos.

La música marca estados de ánimo conectados con olores, colores y sabores y que recordamos cuando el instante preciso necesita evocar e inmortalizar lo que se vive.

Esa banda sonora de la vida que llevamos archivada en el cerebro y que sale a flote cuando interpretamos el mundo y que inconcientemente llamamos.

Porque no resonamos igual cuando vamos a ver al amor de nuestra vida o simplemente caminando por una calle cualquiera, cuando estamos tristes o felices, cansados o satisfechos.

No se si antes de la época de Haydn, Mozart o Beethoven la gente tarareaba en la calle un ritmo que cortejara el momento.

Ahora el cine nos ha educado con la sensación de que existe una tonada especial para cada hora del día y para los períodos más importantes de la vida.

Para la mayoría de la gente que vive imbuida de rutinas se vuelve importante ocupar el tiempo muerto, ese que conecta los espacios de efectividad productiva, justo cuando algo comienza a sonar.

El auge de los dispositivos personales de reproducción de audio ha dado la posibilidad de tener un sustento material, sin embargo, estos aparatos no ayudan a componer el momento porque la escogencia es anacrónica, es tan sólo un paliativo para el ruido de la calle.

Si el mundo está construido de melodías el hombre puede descubrirlas y nombrarlas con su propio esquema hecho de instantes mágicos tan cortos como una emoción, un suspiro o un parpadeo.

viernes, 2 de junio de 2006

I feel awful inside

Un secreto es una cosa mantenida separada de la vista o del conocimiento de los demás. Es un asunto grave no divulgado, poco sabido o ignorado, guardado con sigilo en un inmaterial escondrijo.

Así como hay personas a las que les gusta observar y a otras exhibir, existe dentro de todos la necesidad por reservar lo propio y escudriñar lo ajeno.

Históricamente los hombres están supeditados a ser poco expresivos con sus emociones y por ende a callar. Las mujeres entretanto tienen mejores amigas y menos fantasmas.

Más allá de las redes de inteligencia que les dan de comer a los agentes secretos, está la infinita curiosidad que nos mantiene pendientes de la vida ajena.

Vicios, humillaciones y pensamientos sobre los demás son mantenidos en un misterioso cuarto de nuestro cerebro, el más alejado de nuestra boca. Sin solemnidad ni ceremonia pública velamos lo que no se puede revelar.

Los desencantos que nunca se olvidan pasan a formar parte de nuestro inconciente. Lo oculto en nosotros nos define más que nuestros actos o nuestra apariencia.

Finalmente, cuando en nuestro camino aparece alguien que merece conocernos, confiamos en él la expiación, porque compartir secretos es como confesar pecados, secretarlos.

viernes, 26 de mayo de 2006

Una taza de té a la vez

¿Es realmente la impulsividad fuente de la creatividad o es simplemente un impulso acostumbrado a la aventura y a la extroversión?

Unos dicen que ya todo está escrito o que todo está filmado y alguien más que todas las historias son historias de amor pero mal contadas. Entonces sólo queda volver a contar lo mismo con otras palabras y desde otros ángulos enamorados tantas veces como se pueda.

El hombre se destruye y repite constantemente en niveles diferentes para aprender de sí mismo e interpretarse en relación con lo que lo rodea. Los ciclos del destino le vuelven a colocar enfrente la posibilidad de actuar de manera diferente ante las mismas situaciones.

Afortunadamente las cosas pueden ser y no ser a la vez y al mismo tiempo.

Cualquier sociedad en cualquier época se coloca en la cúspide de su florecimiento y por ello se siente capaz de inventarse el mundo a su antojo.

Sentir que la combinación de cualidades que logramos en nuestra personalidad es el más grandioso acto de originalidad.

viernes, 19 de mayo de 2006

Voyeur

A veces sentimos una fuerza más apremiante que nuestros valores que gana la batalla la mayoría de las veces por el control de nuestros actos planeados y decide sencillamente mirar.
Aprendimos de los vicios y las fobias con Hitchcock y en "La ventana indiscreta" las reglas básicas y los errores más comunes al fisgonear.
El estimulo para guardar silencio y observar la manera como otros viven en su supuesta soledad es la posibilidad de ser descubiertos.
Vale la pena recordar que con Freud todo tiene que ver con sexo, por eso el primer interés práctico y a la vez intuitivo nos tienta a dirigir la mirada al sexo que nos interesa.
La vida privada de otros no se compone de momentos especiales sino de actos cotidianos y monótonos. En las mañas, libertinajes y fetiches hay elementos para juzgar y comparar, ubicar dentro de un catálogo nuestros absurdos.
En un reality quien se para frente a la cámara con su complicidad pasa de ser un inocente atrapado a un mostrón. Los medios de comunicación unilaterales encubren el morbo, transmitir los actos en tiempo real no representa una ventaja.
Ocasionalmente las personas parecen no tener nada que ofrecer, se ven absolutamente aburridas, esto sucede porque son similares a mí.
Ver llena vacíos de nuestra vida pero mostrar llama la atención del letargo uniforme de la masa.

viernes, 12 de mayo de 2006

Esquirol

Ese movimiento trasnacional de capital, mercancía, mano de obra, tecnología e ideas conocido como globalización hace asequible bienes y aumenta las oportunidades pero trae consigo inestabilidad porque para acogerla es necesario arriesgar.

Quien se arriesga se atreve a abandonar el ritmo de vida propio por uno frenético y a adaptar los sueños a la incertidumbre.

El progreso engendra desigualdad y no todos nacen con la posibilidad de aprender a competir por ser parte del engranaje del desarrollo. Los que acumulan el poder miran las cosas con un equivalente económico o material.

Vivir sin objetivos también gratifica. Disfrutar la comida calmadamente y valorar los momentos de ocio hace que las cosas salgan bien.

Olvidar lo que podría ser y disfrutar lo que es, lentamente atesorar el hoy; ir hacia donde los actos nos decidan. Primero una cosa y luego otra.

Tomarse el tiempo de estar consigo mismo para madurar emocionalmente, para aprender a ser más tolerantes profundos y complejos.

viernes, 5 de mayo de 2006

Cal y canto

No se que es mejor si el olor a moho de los libros viejos o el de tinta y pegante de los nuevos. Aunque con la vida de hoy basta con tener tiempo para leerlos.

Pese a que a veces sean necesarios ciertos elementos para conjurar el momento, la mayoría de las veces es suficiente la curiosidad y el deseo.

Teniendo presente lo que decía Borges, que tal vez sea uno el que no está preparado para leer ciertos libros:

¿Quién no ha sentido

La satisfacción de comprarlos y al fin en absoluta soledad destaparlos y ver sin leer al pasar sus hojas rápidamente su mundo a punto de ser descubierto.

El fetiche de acumular libros, de tocarlos, olerlos, ordenarlos y sentirlos como seres vivos que se lastiman con el polvo y las manos descuidadas.

La terrible contradicción de querer saber qué pasa más al final y a la vez lamentar que se acabe la historia.

La sorpresa de ver un pensamiento íntimo escrito por alguien más. Una teoría que se creía propia sustentada desde hace milenios.

La boca arenosa ante una buena descripción o la repulsión ante un acto depravado.

Una especie de vacío cuando sucede algo inesperado.

La incapacidad de imaginarse algo por fuera de la historia que en las páginas no está.

Que una frase le cambió la vida para sencillamente olvidarla.

El llanto, la tranquilidad y hasta la rabia al cerrar la última página y volver a la realidad.

Que en los libros aún existen valores más grandes y heroicos que el poder.

No hay nada mejor que

Olvidarse del mundo y transportarse, no para olvidar los problemas o viajar sin dinero sino para vivir completamente otra vida, otra época y aprender.

Acariciar la perfecta suma de palabras donde uno se pregunta si esta es la primera vez que se encuentran.

Decir "un capítulo más" y quebrantar una y otra vez la promesa de sueño.

Envidiar un amor tan grande o un ingenio tan malévolo.

Leer y releer un buen pasaje.

Perderse en la belleza de una mujer o un paisaje.

Reconocer una intertextualidad ingeniosa.

Dejar nebuloso el rostro de un personaje para no terminarlo de descubrir.

Entender que los mejores amores se dan a primera vista.

Después de muchos años no recordar sino una pequeña escena del libro entero y desear leerlo de nuevo.

Pasar la última hoja y sonreír, satisfecho.

Quien no se ha

Identificado con un personaje.

Abandonado al arbitrio de las palabras y su ritmo.

Agazapado con los ojos cerrados en un momento narrado.

Descubierto recitado en voz alta un diálogo.

Quien no ha lamentado

Salir a la calle y descubrir que el mundo real es más aburrido y simple.

No tener dinero para comprar más a sabiendas de no tener suficiente tiempo para leer más.

Los límites del cuerpo que debe descansar e impide leer toda la noche.

viernes, 28 de abril de 2006

Dolce farniente

Para el budismo el propósito de la vida terrenal es el perfeccionamiento del alma para, a grandes rasgos, dejar los apegos para elevarse hacia el Nirvana.

Para occidente el propósito de la vida terrenal es acumular riquezas en un ciclo de deseo e insatisfacción. Prometiéndose la felicidad al conseguir algo y elaborando inmediatamente otro sueño cuando lo conquistado no es lo que se vislumbraba.

Las revistas cada semana agraden al lector con el hecho irrefutable de que hacer ejercicio, comer bajo en grasa, no beber más de vaso y medio de vino al día, no fumar y no comer carne roja eleva la calidad de vida de una persona y aumenta sus expectativas de bienestar.

¿Es que acaso esas publicaciones no han leído que los regímenes pensionales en el mundo entero son un problema difícil de mantener y que los ancianos no son respetados por su sabiduría sino que son relegados como estorbos? Para que queremos vivir más si al fin y al cabo nos debemos a los genes y a la suerte.

Conozco personas totalmente satisfechas con su estilo de vida, sin comer helado, que rezan todo el día, que no tienen banda ancha o siquiera computador, que no hacen el amor por lo menos dos veces por semana y que por supuesto no leen publicaciones científicas.

Las estadísticas que trazan los occidentales equiparan calidad de vida con placidez estandarizada cuando no son más que estudios de mercados útiles para dirigir bien la publicidad.

Cuando andamos pendientes del resultado una vez consumado nos desilusiona, mientras que si olvidamos lo que nos lanzó a conseguirlo saboreamos anticipadamente el placer. Es en la ilusión que disfrutamos.

viernes, 21 de abril de 2006

John Wayne

Cada cosa que habita en el universo tiene su opuesto, como si la definición de cualquier ente surgiera del contraste, de compararlo con lo que no es.

Bueno y malo, cielo e infierno, positivo y negativo, negro y blanco, día y noche, mujer y hombre, diestro y zurdo, calor y frío, dulce y amargo, etc.

Cuando los opuestos se hallan en equilibrio todo fluye de manera tranquila, todo dentro de todo. Mientras los excesos se articulan de dependencias y grados de sumisión al vicio. No se necesita tanto honor ni tanto té para entenderlo.

El mundo occidental cree ciegamente en la primera versión como si fuera la única y le concede la irrebatible razón, tal vez porque no tiene el tiempo y ni la paciencia para entender las otras miradas y al final sacar conclusiones.

Tiene que ver con una inclinación soterrada a juzgarlo todo. Porque una cosa es criticar y otra valorarlo. Es muy diferente ver las cosas desde Sócrates que desde San Agustín.

La mayoría no se da cuenta que los conceptos nacen maniqueos, que surgen sin la posibilidad de “ser” sin nada más.

Aún cuando hay discusión nos radicalizamos. Nos podemos alimentar de dialécticas y de discursos que se enfrentan para aprender pero al final convencidos tomamos una posición y la defendemos a costa de destrozar la contraria.

A veces culpo a las religiones por perseguir y condenar lo que se sale de sus ideas, pero no se trata sólo de decir que algo es lo uno o lo otro sino tener la posibilidad de ver las opciones.

Las cosas suceden por un propósito más elevado del que simplemente vemos cuando suceden, sólo con el tiempo vemos que los acontecimientos se conectaron de tal manera porque no podían suceder de otra.

viernes, 14 de abril de 2006

Hassan Sabbah

Amparado por un estudio médico publicado en una prestigiosa revista británica sobre el comportamiento humano diferenciado por género que indica sobre la natural inclinación del sexo masculino hacia la venganza aprovecho para expresar lo siguiente:

Odio a la gente que es radical, que es desleal, que es pedante, que es hipócrita, que es indecisa, que se pasa el semáforo en rojo, que se emborracha, que se ufana de estupideces, que se peina en el autobús, que se maquilla demasiado, que se monta al anden en bici, que se cola en una fila, que se orina por fuera, que se aprovecha de los ignorantes, que se cree mejor persona porque tiene más dinero, que llega tarde, que habla en cine, que le cambia el género a los sustantivos, que habla con diminutivos, que habla sin pensar, que flirtea con todos, que bota basura en la calle, que fuma en las cafeterías, que canta sin saber, que escucha regueton, que obliga a dejar propina, que grita cuando habla por teléfono, que no se sabe vestir, que anda en sudadera, que usa palillos para limpiarse los dientes, que no limpia las cagadas de su perro, que pone los codos en la mesa, que trata a los niños como estúpidos, que empuja, que no se baja del carro a golpear sino que toca la bocina, que no dice por favor, que no se lava las manos, que no apaga el móvil cuando toca, que no saluda, que no mira a los ojos cuando habla, que no dice lo que piensa, que no sabe pronunciar la X y que no anda por la derecha.

Por el momento eso es todo pero seguro hay más.

viernes, 7 de abril de 2006

Wallon de Sartou

Heráclito dijo que es en el cambio que encontramos el propósito. Entonces, por qué le tenemos miedo, le huimos; la mayoría de las veces preferimos que las cosas permanezcan sin modificaciones.

Supongo que ocurrió cuando dejamos de ser nómadas y descubrimos el psicoanálisis (con todas las implicaciones sexuales que pueda contener). Abrazamos inútiles rutinas con tal de vivir tranquilos.

No abogo por los ambidiestros, bisexuales o aventureros, que hoy en día no dejan de ser más que un producto de la imaginación de los editores de revistas de moda. Digo que la vida es muy corta para ser radical, para aferrarse ciegamente a una razón de vida. Digo que la vida es muy larga para no cambiar.

Cuando los gobiernos caen, cuando descubrimos que podemos amar a otra persona o cuando cambiamos de perspectivas para entender a los demás sin obligarlos a pensar como nosotros, sentimos el temor de tropezar con lo desconocido, de lastimarnos con débiles esperanzas, de soltar ese pájaro seguro por futuras ilusiones.

Sin embargo, el destino nos arroja a nuevas posibilidades agotados de la monotonía y en el último instante cerramos los ojos, aguantamos la respiración y creemos… sólo para empezar de nuevo a acostumbrarnos.

viernes, 31 de marzo de 2006

Spano

En la taberna Carmencita, con su fachada de madera, azulejos y lámparas de gas, se siente un ambiente ruidoso, lleno de vino dulce, gambas, cerveza y sudor de andaluces inconcebibles.

Están reunidos para compartir la forma más grata y sutil del erotismo; sin pecar y con el oído embotado se baila alegremente, pero el canto es herido, hondo y triste.

En medio de las mesas una pareja de manera natural comienza un cortejo que parece improvisado, pero conocen las reglas. Concentrados zapatean y mueven los brazos con destreza, comienza una lucha majestuosa.

Los bailaores exploran las ancestrales sabidurías del cuerpo al ritmo de las palmas o las castañuelas. Él mira con gusto los precisos movimientos, ella lo espera con ansia y sonríe.

Al comienzo con un placer discreto, reconocen el rigor del ritmo, la disciplina de lo bien hecho.

Luego adquieren la conciencia del cuerpo, su cansancio, sus límites, las partes que participan en el movimiento.

Se seducen mutuamente. Reconociendo lentamente, tocando. Se abandonan en manos de la música con confianza y correspondencia.

Pasando a la euforia comienzan a sentir una especie de transformación continua del propio cuerpo por las exigencias del otro.

Juguetean, por el goce mismo y en un deleite inexplicable logran viajar a otro sitio, es la sensación última de una conciencia acrecentada por el placer mismo.

Así es el flamenco.

viernes, 24 de marzo de 2006

Nef de fous

Incluso antes de Erostrato el hombre es conciente de que si no sale del común su existencia al final se parece más a un sueño que a algo real.

No es difícil entender que morir sin dejar tras de sí algunas líneas que lo resuman para algunos es dramático. Sobretodo para los que en este mundo no se están muriendo de hambre.

Algunos optan por hacer su trabajo lo mejor que pueden y sobresalen porque la media humana es mediocre, entonces son reconocidos por modificar la vida de otros.

En otros casos la casualidad, el fanatismo o el ridículo logran sacar del anonimato a artistas, asesinos y come insectos. Viven para ese instante excepcional (no creo que Shakespeare lo hubiera considerado sublime) para el que consideran que nacieron.

Los occidentales somos más inclinados a la irreversibilidad del olvido como personas porque intentamos de alguna manera individualizar las experiencias. Los círculos de Confucio o el comunismo mismo esconden o evitan lo que no se conecte a favor de un bien común.

Los medios masivos de comunicación son un paliativo moderno que permite que cualquiera tenga 15 segundos de fama con cualquier pretexto. De lo más patético a lo más sublime, del libro Guinness a la Enciclopedia Británica pasando por un motor de búsqueda.

Los que viven para llamar la atención, que no llegan hasta ese punto como una consecuencia de su excepcionalidad, regularmente son como ese griego del que sólo sabemos que quemo el templo de Diana.

sábado, 18 de marzo de 2006

Ainadamar

Uno de los arranques de madurez que parte de la población masculina experimenta se da cuando decide tirar a la basura su colección de pornografía. En parte heredada y en parte conseguida a través de penosas anécdotas.

Años después cuando entiende que como hombre no termina de madurar reconoce que la cagó, que sin esas expresiones gráficas no puede recordar lo que vivió.

Gracias a la genética entendemos que la combinación entre una disposición y un ambiente favorable permite ciertas tendencias. A los hombres les gustan los autos, la tecnología, los videojuegos y las mujeres con poca ropa.

Afortunadamente libros no boto y rodeado de lo más granado de la ilustración francesa se encontraba “Juliette o las prosperidades del vicio” del Marqués de Sade, lo cual me confirmó que en procacidad hace más de 200 años estaban más evolucionados.

Freud decía que la única perversión sexual era no tener sexo. Sin embargo hay cosas que todavía sorprenden y que sirven para considerarse poco menos que degenerado.

viernes, 10 de marzo de 2006

Folie à deux

El conocimiento acumulativo define la vida moderna y una cadena de descubrimientos escalonados logra lo que tenemos hoy, pero en la excedida satisfacción de las necesidades fisiológicas radica nuestro desarrollo.
Nadie como Dante para explicar que en el acatamiento de los pecados está la placidez. Con orgullo, envidia, soberbia, pereza, avaricia, glotonería y lujuria descubrimos nuestros límites y perfeccionamos nuestros deleites.
Necesitamos pertenecer, desear, sentir, dormir, poseer, comer y engendrar, pero así como estos verbos en su estado más puro permiten que nuestro cuerpo y sociedad sigan funcionando, existe un artículo de lujo que manifiesta los beneficios de la exuberancia.
Claro que esto agrava la desigualdad en el mundo y que si todos excedieran sus límites para completar sus vicios la inestabilidad impediría disfrutarlos, pero son necesarios para el autocontrol y el arrepentimiento que mantienen a la humanidad en equilibrio.
El hecho de que no todos sean lo suficientemente libres para disfrutar su vida hace que los que si lo son se sumerjan con mas cinismo. Esto es lo que divide a los hombres de los sibaritas.

viernes, 3 de marzo de 2006

Mahisasura

Los humanos necesitan pertenecer a colectivos que representen sus ideas, que comprendan sus pensamientos y que los incluyan manifestando aceptación con sus consecuentes obligaciones y beneficios.

El contarnos por millones obliga a que las tendencias para ser aceptadas sean avaladas por un grupo o por una estadística. Porque mientras una idea permanezca ratificada únicamente por su autor es prácticamente inicua.

El sexo, la edad, la estatura, el peso, la raza, la religión la nacionalidad, el equipo de fútbol, el partido político, el estrato, el club, la universidad, las comunidades en Internet, los gustos artísticos, literarios, pictóricos y sexuales.

Entender cada una de ellas sólo explica las características que rigen el comportamiento más o menos similar de sus afiliados, y es la suma y aleatoriedad de organizaciones que una persona suma a lo largo de su vida lo que expresa su individualidad.

Entonces el grado de pertenencia a cada conjunto se define por lo cerrado con que siguen sus preceptos lo cual indefectiblemente lo conduce a redefinir sus valores, a proclamar reglas que acojan esta vez el extremismo entre sus posturas.

Y aunque sea un camino trillado, incluso antes de que Voltaire encumbrara el respeto hacia la tolerancia de las ideas, cada vez es más palpable el hecho de que llevar al límite las creencias personales se está volviendo costumbre.

De alguna manera, en un escalafón de dogmas, existen unos más elevados que otros y los que se apegan a unos se creen con derecho a atacar a los que se acoplan a otros.

Si algo nos ha enseñado El Demoledor, Matrix o Aeon Flux es que una sociedad sin tacha que limita las diferencias entra en contradicción con lo que la alimenta: la critica y la oposición, las cuales permiten ver la otra cara, pensar que todo es susceptible de mejorar y que incluso lo que parece eterno será reemplazado (no por algo mejor o peor sino diferente. –Cualquier parecido con el Manifiesto Comunista es pura coincidencia).

viernes, 24 de febrero de 2006

Nada acaba hasta que termina

Se despierta con un sabor salado en la boca recordando rápidamente el lugar en el que está.

Obviamente no es su habitación, se cree con más estilo y los detalles que antes le parecían inocuos ahora le comienzan a provocar comezón, como si todo en la penumbra se viera sucio.

El brazo le cosquillea con una sensación entre fastidio y risa, pero no puede moverlo, ni quiere que la cabellera que tiene sobre él se estremezca.

No es la persona con la que ha estado los últimos 5 años pero si es con la que quisiera empezar de nuevo y cada que la recorre con la mirada se debate entre lo afortunado que es por tener a su lado una mujer tan joven y lo impotente por no haber decidido antes dejarlo todo por ella.

Iba a decirle a su mujer que si quería la casa que se quedara con ella, que por el niño no se preocupara que el no era al fin un mal padre. Se iría, al principio iba a ser difícil porque la costumbre a veces es sobrecogedora, pero ese cuerpo duro que respiraba lentamente a su lado le iba a dar la vida que se le había ido con una existencia monótona.

Amanecía y ese rostro infantil se iba haciendo más duro, frió, estéril. Como un estruendo abrió los ojos y una sonrisa como de travesura afloraba a modo de burla. Desnuda, inofensiva y bella. Pensaba lo que estaba dispuesto a cambiar por un ser tan frugal y libre.

-¿Qué hora es?

-Las seis…casi amanece.

-Debo irme.

Él no entendía y pretendió con una sonrisa hacerle entender que tenían el tiempo colocado enfrente justo para no preocuparse por nada.

-Espera, tengo algo importante que decirte, voy a dejarla.

-No digas estupideces, ya es tarde.

-Podemos deshacernos de ella.

-Es lo mismo que dijo ella pero antes que tu.

Su boca ahora tenía un sabor metálico, sentía el pulso en su cerebro y el aire se portaba algo indiferente con su nariz.

viernes, 17 de febrero de 2006

Likebana

Esta mañana, un águila dio tres vueltas al campamento y luego voló hacia el sol naciente. ¡Un presagio así solo significa que hoy será un buen día para nosotros!

Abrir las persianas al despertar, cepillarse diez veces cada diente, bañarse primero el cabello, una porción de fruta al desayuno, las agujetas simétricas, perfume detrás de los codos, persignarse antes de cruzar la puerta, revisar tres veces que los cerrojos quedaron, bañarse las manos más de cinco veces al día, un cigarrillo cuando hace frío, comerse primero la carne, subir el volúmen en cada trancón.

Los griegos veían en el volar de cuervos o en el espesor del vino un presagio (oscuro por demás) para ensalzar sus batallas.

Es preferible a veces delegar la tarea y pensar como Jacques el fatalista que todo allá arriba de alguna manera ya está escrito. No se trata sólo de lo que millones de personas esperan de subjetivo en un horóscopo de 12 signos.

Sin embargo, volvemos rutina las cosas monótonas para no enloquecer y convertimos en rito lo que nos brinda diminutos placeres que sumados dejan los mundos personales en equilibrio. Es una forma de cargar con algo místico lo que simplemente ocurre.

Arrancarle al universo las cosas que siempre han estado presentes pero que de una u otra manera no nos son reveladas hasta que no estamos preparados para recibirlas.

viernes, 10 de febrero de 2006

Sanseacabó

Un día, en medio del ruido la mirada se pierde porque el cerebro halla una conexión que debe escarbar muy profundo en el pasado y no es simplemente un recuerdo sino que físicamente vemos, olemos o sentimos de una manera que sobrepasa el sabor de un deja vù; es el zumbar de un sentimiento, una sensación o un pensamiento.

Unos ojos colocados debajo de dos cejas como ningunos otros, un perfume mezclado con un sudor inigualable, una palabra dicha por cualquiera pero que suena familiar, una única nota de una canción que hace temblar al subconsciente.

El futuro es incierto aunque los eslabones que vamos conectando en el presente hablen de él; mientras que lo que ha sucedido se mezcla furtivamente con los sueños, con los libros y películas que se vieron y leyeron y con un halo que adorna lo vivido con una atmósfera de bienestar.

No se trata de volver a vivir algo de forma parecida porque lo vivido atrás queda sino que la evocación trae nostalgia precisamente por lo que ya no se tiene, por lo que ya se ha ido, por lo que dejo y ya paso para poder vivir cosas diferentes.

Esa frase que reza “algún día recordaremos esto y nos reiremos” trae consigo además de un cosquilleo nervioso la satisfacción de haber logrado con el tiempo olvidar.

viernes, 3 de febrero de 2006

Problemas en el paraíso

Te pueden decir que tal cosa sabe mal o que tal otra es un elixir sagrado. Pero si no lo pruebas tú mismo todo eso no es más que basura.

Como cualquier ente orgánico que se pudre día tras día, aprendemos de la experiencia. Llorando, riendo e incluso vomitando. Entonces elegimos carreras estúpidas para poder escoger un trabajo todavía peor. Nos afiliamos a cualquier ideología para poder sustentar coherentemente nuestras teorías, nuestra ética y nuestra personalidad, para luego, al final comprobar que todo se parecía a lo que nos decían que era.

Ya lo habíamos oído, como una advertencia y aún así nos pasamos la vida tocando el queso conectado a la batería. Esa exquisita lucidez que se necesita para tomar las mejores decisiones sólo aparece cuando sangramos, cuando beodos entendemos que algo no se va a volver a repetir.

No hay que ser taoísta para entender que la vida está llena de ciclos, como si el camino fuera una espiral volvemos a recorrer algo parecido y aunque concientemente no lo recordemos el cuerpo reconoce que por “ahí” no es y el destino permite que lo afrontemos de manera decorosa con algo de sabiduría.

La existencia es muy corta para probarlo todo, para leer todos los clásicos, para adquirir todo el conocimiento y acostarse con todas.

Un perfecto tonto decía que no le deseaba suerte a nadie porque eso era para los mediocres. Yo creo que el azar existe, pero hay que provocarlo con pequeñas decisiones que crean consecuencias para afrontar y disfrutar.

viernes, 27 de enero de 2006

Control Z o la irreversibilidad de los hechos

Cuando los programadores hindúes al sueldo de las multinacionales en computación se dan cuenta que las interfases para su software atraen menos clientes porque estos en la búsqueda de relaciones humanas se la pasan menos horas frente a los sistemas que crean, recurren a un paliativo de la autonomía moderna: la interactividad.

Sumergidos en videojuegos, salones de Chat o esquivando spam, las personas crean una curiosa complicidad con la máquina, creen que se comunican con ella. La interactividad se restringe a la posibilidad de escoger entre los elementos de un banco de datos.

Las iniciativas son esclavizadas. Los límites son impuestos por un conjunto de criterios. La libertad del usuario depende de la imaginación del programador.

Claro que las probabilidades semejan libertad. Pero la única decisión racional consiste en elegir la estrategia que produzca el conjunto de consecuencias preferido. La información se actualiza en la interacción y así se crean varias maneras de alcanzar el mismo objetivo.

En el contexto de las relaciones sociales cada quien responde a estímulos que el ambiente y los demás le provocan. Lentamente esto se va reemplazando por sensaciones restringidas a lo que se pueda emular digitalmente. La biblioteca personal de caricias pronto tendrá emoticones y widgets.

viernes, 20 de enero de 2006

Amaterasu

Os estaréis preguntando por la juerga de esta noche. Tenemos vino en el campamento como para fletar un barco. Cuando hayan muerto, será todo vuestro. Ah, sí; y las mujeres del campamento os estarán... agradecidas.

Si alguien da a conocer sus opiniones es porque las considera valiosas, porque nadie las ha dicho o porque a veces es inevitable hacerlo. Y contadas las excepciones los creadores no son geniales en la abundancia, me atrevería a decir que los mejores se sazonan en la abstinencia, no sólo de la satisfacción de necesidades físicas sino de cariño y afecto (y por consiguiente de buen sexo –porque aunque el tema de este escrito no sea ese, sin amor el orgasmo causa un inmenso disgusto mezclado de tristeza).

Ya se ha dicho que se escribe para conquistar fama y poder, pero como anotó Sartre, tales cosas pueden lograrse más fácilmente por otros medios. Dicen también que el escritor busca liberarse de algo; o quiere escapar de la realidad, o entender el mundo, o comprender la naturaleza humana.

Escribo porque me gusta mentir, porque no se hacer nada más, a veces por venganza, porque se que voy a morir, porque quiero. Las musas a veces sólo se acercan cuando huelen la melancolía o cuando ven el plato vacío.

Me gusta tanto leer que es inevitable escribir, como un destino fatal. A veces por la pasión que inspiran las mujeres (cuando no es suficiente decir “Puta que te parió”, ya que los adjetivos luchan por salir).

Pocos entregan lo que en medio del barullo diario es tan valioso, el tiempo. Tiempo para pensar en los demás. Inventarse la vida porque esta es muy aburrida.

viernes, 13 de enero de 2006

Siete alcantarillas

Existe una clase de gente que ha estudiado, que ha viajado y posee una cultura aceptable, sin embargo, su vida nunca deja de ser vacía.

No se quejan del mundo en el que viven porque poseen una burbuja que los mantiene flotando, sordos. No se dan cuenta cuando es suficiente. Cuando el bienestar económico se equipara a la felicidad.

Desearían que como en una novela de Burroughs o Saramago desapareciera la necesidad de dormir. Vivir en un mundo abierto las 24 horas para poder producir hasta morir. Toman una postura en la vida y se amoldan a su entorno sin criticarlo.

Son esos seres intolerantes que al final de las películas terminan castigados pero que en la vida real simplemente viven a espaldas de la pobreza y el desequilibrio del mundo.

Saben que el hambre está ahí, pero si viven en el octavo piso de un apartamento insonorizado del norte, si sólo salen para ir al gigantesco centro comercial y al gimnasio, ese mundo pobre no es el de ellos.

El de niños vendiendo dulces en los autobuses, adultos lavando parabrisas en los semáforos y ancianos pidiendo limosna. Familias para las que comer helado es un lujo.

Asusta más ese personaje frío y calculador con un coeficiente intelectual alto que planea meticulosamente su triunfo a expensas de los demás, que quien lastima por omisión. Aunque cada uno de nosotros no sólo es responsable de sus malas acciones, sino de todo el mal que provoca sin quererlo.

Tal vez tengan una vida colmada de trebejos con que adornarla y su única preocupación sería la imposibilidad de llevarse su dinero y poder a la tumba.

No pienso en Cuba como un afortunado paradigma de igualdad, pero vivir sin lujos no es propiamente vivir mal, el problema es conocer esos lujos e ir escalando en ellos para hacer del consumismo un vicio.

Una vida completa sabe más a fidelidad, y no sólo a una mujer sino a lo que se cree, no al ansia de cambiarlo todo cada vez que ve algo diferente (no necesariamente mejor). Con despreocupación, respirar profundo frente a la ventana viendo la aurora. Tranquilo.

viernes, 6 de enero de 2006

Wendy. ¿Por qué tenemos que crecer?

Aunque las preguntas difíciles obtienen respuestas estúpidas el hábito de ser realista es más poderoso.

Cuando los almacenes latinoamericanos se atiborran de compradores de televisores de plasma y cámaras digitales vale la pena considerar cual es el arquetipo que los ciudadanos promedio buscan imitar.

Diversión y opulencia. Hummer, Fox, Mac D, Miramax y Microsoft.

Cientos de productos, miles de canales y millones de páginas de Internet norteamericanas son seguidas por gente de todo el mundo. Colmando con su estilo de vida los sueños de los que quieren una vida completamente feliz.

Se impone un tipo de belleza que no es de ninguna parte. Existe una droga para imitar cada emoción (Paxil, Prozac, Ritalin, Ativan, Vicodin, Ambien). Y como lentamente el modelo es reproducido por todo el planeta (China celebrando navidad) nos hacemos dependientes de lo que mantiene la maquinaria engrasada: guerra y sexo.

La cultura que exportan no es la que viven. Los norteamericanos promedio son obesos solitarios consumidores adictos de cualquier cosa: armas, drogas, tecnología, comida, autos, licor y lo que se puede calificar como entretenimiento pasivo.

A los gringos no les importa cómo se vive en el resto del mundo. No saben ubicar en el mapa a los países a los que venden armas. El estilo de vida americano se vive por fuera de sus fronteras.

Claro que Latinoamérica queda al occidente y que una visión de la vida más espiritual sólo es asequible a través de la amanerada cultura cristiana, y eso por sí sólo es bastante decepcionante. Al fin y al cabo el mal prevalece cuando el bien no actúa.

El país y la familia en que se nació definen el poder de disfrutar lo que los demás disfrutan sosegadamente o el de hacer algo por los que no tienen los medios.

No sólo son cuestiones de moda. La normalidad se vuelve conformismo y no seguir el paradigma hace antihéroes. Nadie se pregunta qué pasa porque está ocupado pasando canales.

 
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