viernes, 24 de febrero de 2006

Nada acaba hasta que termina

Se despierta con un sabor salado en la boca recordando rápidamente el lugar en el que está.

Obviamente no es su habitación, se cree con más estilo y los detalles que antes le parecían inocuos ahora le comienzan a provocar comezón, como si todo en la penumbra se viera sucio.

El brazo le cosquillea con una sensación entre fastidio y risa, pero no puede moverlo, ni quiere que la cabellera que tiene sobre él se estremezca.

No es la persona con la que ha estado los últimos 5 años pero si es con la que quisiera empezar de nuevo y cada que la recorre con la mirada se debate entre lo afortunado que es por tener a su lado una mujer tan joven y lo impotente por no haber decidido antes dejarlo todo por ella.

Iba a decirle a su mujer que si quería la casa que se quedara con ella, que por el niño no se preocupara que el no era al fin un mal padre. Se iría, al principio iba a ser difícil porque la costumbre a veces es sobrecogedora, pero ese cuerpo duro que respiraba lentamente a su lado le iba a dar la vida que se le había ido con una existencia monótona.

Amanecía y ese rostro infantil se iba haciendo más duro, frió, estéril. Como un estruendo abrió los ojos y una sonrisa como de travesura afloraba a modo de burla. Desnuda, inofensiva y bella. Pensaba lo que estaba dispuesto a cambiar por un ser tan frugal y libre.

-¿Qué hora es?

-Las seis…casi amanece.

-Debo irme.

Él no entendía y pretendió con una sonrisa hacerle entender que tenían el tiempo colocado enfrente justo para no preocuparse por nada.

-Espera, tengo algo importante que decirte, voy a dejarla.

-No digas estupideces, ya es tarde.

-Podemos deshacernos de ella.

-Es lo mismo que dijo ella pero antes que tu.

Su boca ahora tenía un sabor metálico, sentía el pulso en su cerebro y el aire se portaba algo indiferente con su nariz.

viernes, 17 de febrero de 2006

Likebana

Esta mañana, un águila dio tres vueltas al campamento y luego voló hacia el sol naciente. ¡Un presagio así solo significa que hoy será un buen día para nosotros!

Abrir las persianas al despertar, cepillarse diez veces cada diente, bañarse primero el cabello, una porción de fruta al desayuno, las agujetas simétricas, perfume detrás de los codos, persignarse antes de cruzar la puerta, revisar tres veces que los cerrojos quedaron, bañarse las manos más de cinco veces al día, un cigarrillo cuando hace frío, comerse primero la carne, subir el volúmen en cada trancón.

Los griegos veían en el volar de cuervos o en el espesor del vino un presagio (oscuro por demás) para ensalzar sus batallas.

Es preferible a veces delegar la tarea y pensar como Jacques el fatalista que todo allá arriba de alguna manera ya está escrito. No se trata sólo de lo que millones de personas esperan de subjetivo en un horóscopo de 12 signos.

Sin embargo, volvemos rutina las cosas monótonas para no enloquecer y convertimos en rito lo que nos brinda diminutos placeres que sumados dejan los mundos personales en equilibrio. Es una forma de cargar con algo místico lo que simplemente ocurre.

Arrancarle al universo las cosas que siempre han estado presentes pero que de una u otra manera no nos son reveladas hasta que no estamos preparados para recibirlas.

viernes, 10 de febrero de 2006

Sanseacabó

Un día, en medio del ruido la mirada se pierde porque el cerebro halla una conexión que debe escarbar muy profundo en el pasado y no es simplemente un recuerdo sino que físicamente vemos, olemos o sentimos de una manera que sobrepasa el sabor de un deja vù; es el zumbar de un sentimiento, una sensación o un pensamiento.

Unos ojos colocados debajo de dos cejas como ningunos otros, un perfume mezclado con un sudor inigualable, una palabra dicha por cualquiera pero que suena familiar, una única nota de una canción que hace temblar al subconsciente.

El futuro es incierto aunque los eslabones que vamos conectando en el presente hablen de él; mientras que lo que ha sucedido se mezcla furtivamente con los sueños, con los libros y películas que se vieron y leyeron y con un halo que adorna lo vivido con una atmósfera de bienestar.

No se trata de volver a vivir algo de forma parecida porque lo vivido atrás queda sino que la evocación trae nostalgia precisamente por lo que ya no se tiene, por lo que ya se ha ido, por lo que dejo y ya paso para poder vivir cosas diferentes.

Esa frase que reza “algún día recordaremos esto y nos reiremos” trae consigo además de un cosquilleo nervioso la satisfacción de haber logrado con el tiempo olvidar.

viernes, 3 de febrero de 2006

Problemas en el paraíso

Te pueden decir que tal cosa sabe mal o que tal otra es un elixir sagrado. Pero si no lo pruebas tú mismo todo eso no es más que basura.

Como cualquier ente orgánico que se pudre día tras día, aprendemos de la experiencia. Llorando, riendo e incluso vomitando. Entonces elegimos carreras estúpidas para poder escoger un trabajo todavía peor. Nos afiliamos a cualquier ideología para poder sustentar coherentemente nuestras teorías, nuestra ética y nuestra personalidad, para luego, al final comprobar que todo se parecía a lo que nos decían que era.

Ya lo habíamos oído, como una advertencia y aún así nos pasamos la vida tocando el queso conectado a la batería. Esa exquisita lucidez que se necesita para tomar las mejores decisiones sólo aparece cuando sangramos, cuando beodos entendemos que algo no se va a volver a repetir.

No hay que ser taoísta para entender que la vida está llena de ciclos, como si el camino fuera una espiral volvemos a recorrer algo parecido y aunque concientemente no lo recordemos el cuerpo reconoce que por “ahí” no es y el destino permite que lo afrontemos de manera decorosa con algo de sabiduría.

La existencia es muy corta para probarlo todo, para leer todos los clásicos, para adquirir todo el conocimiento y acostarse con todas.

Un perfecto tonto decía que no le deseaba suerte a nadie porque eso era para los mediocres. Yo creo que el azar existe, pero hay que provocarlo con pequeñas decisiones que crean consecuencias para afrontar y disfrutar.

 
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