viernes, 31 de marzo de 2006

Spano

En la taberna Carmencita, con su fachada de madera, azulejos y lámparas de gas, se siente un ambiente ruidoso, lleno de vino dulce, gambas, cerveza y sudor de andaluces inconcebibles.

Están reunidos para compartir la forma más grata y sutil del erotismo; sin pecar y con el oído embotado se baila alegremente, pero el canto es herido, hondo y triste.

En medio de las mesas una pareja de manera natural comienza un cortejo que parece improvisado, pero conocen las reglas. Concentrados zapatean y mueven los brazos con destreza, comienza una lucha majestuosa.

Los bailaores exploran las ancestrales sabidurías del cuerpo al ritmo de las palmas o las castañuelas. Él mira con gusto los precisos movimientos, ella lo espera con ansia y sonríe.

Al comienzo con un placer discreto, reconocen el rigor del ritmo, la disciplina de lo bien hecho.

Luego adquieren la conciencia del cuerpo, su cansancio, sus límites, las partes que participan en el movimiento.

Se seducen mutuamente. Reconociendo lentamente, tocando. Se abandonan en manos de la música con confianza y correspondencia.

Pasando a la euforia comienzan a sentir una especie de transformación continua del propio cuerpo por las exigencias del otro.

Juguetean, por el goce mismo y en un deleite inexplicable logran viajar a otro sitio, es la sensación última de una conciencia acrecentada por el placer mismo.

Así es el flamenco.

viernes, 24 de marzo de 2006

Nef de fous

Incluso antes de Erostrato el hombre es conciente de que si no sale del común su existencia al final se parece más a un sueño que a algo real.

No es difícil entender que morir sin dejar tras de sí algunas líneas que lo resuman para algunos es dramático. Sobretodo para los que en este mundo no se están muriendo de hambre.

Algunos optan por hacer su trabajo lo mejor que pueden y sobresalen porque la media humana es mediocre, entonces son reconocidos por modificar la vida de otros.

En otros casos la casualidad, el fanatismo o el ridículo logran sacar del anonimato a artistas, asesinos y come insectos. Viven para ese instante excepcional (no creo que Shakespeare lo hubiera considerado sublime) para el que consideran que nacieron.

Los occidentales somos más inclinados a la irreversibilidad del olvido como personas porque intentamos de alguna manera individualizar las experiencias. Los círculos de Confucio o el comunismo mismo esconden o evitan lo que no se conecte a favor de un bien común.

Los medios masivos de comunicación son un paliativo moderno que permite que cualquiera tenga 15 segundos de fama con cualquier pretexto. De lo más patético a lo más sublime, del libro Guinness a la Enciclopedia Británica pasando por un motor de búsqueda.

Los que viven para llamar la atención, que no llegan hasta ese punto como una consecuencia de su excepcionalidad, regularmente son como ese griego del que sólo sabemos que quemo el templo de Diana.

sábado, 18 de marzo de 2006

Ainadamar

Uno de los arranques de madurez que parte de la población masculina experimenta se da cuando decide tirar a la basura su colección de pornografía. En parte heredada y en parte conseguida a través de penosas anécdotas.

Años después cuando entiende que como hombre no termina de madurar reconoce que la cagó, que sin esas expresiones gráficas no puede recordar lo que vivió.

Gracias a la genética entendemos que la combinación entre una disposición y un ambiente favorable permite ciertas tendencias. A los hombres les gustan los autos, la tecnología, los videojuegos y las mujeres con poca ropa.

Afortunadamente libros no boto y rodeado de lo más granado de la ilustración francesa se encontraba “Juliette o las prosperidades del vicio” del Marqués de Sade, lo cual me confirmó que en procacidad hace más de 200 años estaban más evolucionados.

Freud decía que la única perversión sexual era no tener sexo. Sin embargo hay cosas que todavía sorprenden y que sirven para considerarse poco menos que degenerado.

viernes, 10 de marzo de 2006

Folie à deux

El conocimiento acumulativo define la vida moderna y una cadena de descubrimientos escalonados logra lo que tenemos hoy, pero en la excedida satisfacción de las necesidades fisiológicas radica nuestro desarrollo.
Nadie como Dante para explicar que en el acatamiento de los pecados está la placidez. Con orgullo, envidia, soberbia, pereza, avaricia, glotonería y lujuria descubrimos nuestros límites y perfeccionamos nuestros deleites.
Necesitamos pertenecer, desear, sentir, dormir, poseer, comer y engendrar, pero así como estos verbos en su estado más puro permiten que nuestro cuerpo y sociedad sigan funcionando, existe un artículo de lujo que manifiesta los beneficios de la exuberancia.
Claro que esto agrava la desigualdad en el mundo y que si todos excedieran sus límites para completar sus vicios la inestabilidad impediría disfrutarlos, pero son necesarios para el autocontrol y el arrepentimiento que mantienen a la humanidad en equilibrio.
El hecho de que no todos sean lo suficientemente libres para disfrutar su vida hace que los que si lo son se sumerjan con mas cinismo. Esto es lo que divide a los hombres de los sibaritas.

viernes, 3 de marzo de 2006

Mahisasura

Los humanos necesitan pertenecer a colectivos que representen sus ideas, que comprendan sus pensamientos y que los incluyan manifestando aceptación con sus consecuentes obligaciones y beneficios.

El contarnos por millones obliga a que las tendencias para ser aceptadas sean avaladas por un grupo o por una estadística. Porque mientras una idea permanezca ratificada únicamente por su autor es prácticamente inicua.

El sexo, la edad, la estatura, el peso, la raza, la religión la nacionalidad, el equipo de fútbol, el partido político, el estrato, el club, la universidad, las comunidades en Internet, los gustos artísticos, literarios, pictóricos y sexuales.

Entender cada una de ellas sólo explica las características que rigen el comportamiento más o menos similar de sus afiliados, y es la suma y aleatoriedad de organizaciones que una persona suma a lo largo de su vida lo que expresa su individualidad.

Entonces el grado de pertenencia a cada conjunto se define por lo cerrado con que siguen sus preceptos lo cual indefectiblemente lo conduce a redefinir sus valores, a proclamar reglas que acojan esta vez el extremismo entre sus posturas.

Y aunque sea un camino trillado, incluso antes de que Voltaire encumbrara el respeto hacia la tolerancia de las ideas, cada vez es más palpable el hecho de que llevar al límite las creencias personales se está volviendo costumbre.

De alguna manera, en un escalafón de dogmas, existen unos más elevados que otros y los que se apegan a unos se creen con derecho a atacar a los que se acoplan a otros.

Si algo nos ha enseñado El Demoledor, Matrix o Aeon Flux es que una sociedad sin tacha que limita las diferencias entra en contradicción con lo que la alimenta: la critica y la oposición, las cuales permiten ver la otra cara, pensar que todo es susceptible de mejorar y que incluso lo que parece eterno será reemplazado (no por algo mejor o peor sino diferente. –Cualquier parecido con el Manifiesto Comunista es pura coincidencia).

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.