viernes, 28 de julio de 2006

Si no está malogrado no lo arregles

Antes nos podíamos referir a la raza humana con la palabra hombre entendiendo que la mujer estaba incluida, ahora se populariza el símbolo @ y reclama el término humanidad (sin referirse, claro, al pensamiento renacentista).

El típico machista con tintes de chovinista quiere tener una mujer que le sirva aprovechando sus nuevas capacidades para que lo mantenga.

Ellas quieren un caballero que pague las cuentas y que les de trabajos en la construcción.

En mi opinión los hombres son más fuertes para poder dar, las mujeres más sensibles para poder recibir. Y no estoy hablando de inteligencia, somos básicamente animales que acumulan poder pensando en procrear y proteger las crías.

Es como poner en duda la resistencia física de los negros, entonces por qué los esclavizaron durante siglos.

viernes, 21 de julio de 2006

Pompas de jabón

Escuchaba que si New York tuviera la misma densidad de población que Alaska tendría 25 personas, y eso, aparte del valor descriptivo parecido a comparar el grosor de un baobab con un humano sólo nos asombra, pero seguro que esas 25 personas imaginarias se conocerían, sabrían las necesidades e intereses de los demás.
No es sólo esa conciencia oceánica de alejar el zoom y buscarse en una ciudad de 180 mil hectáreas, millones de habitantes y otro tanto de autos, luego en un planeta cubierto por agua en medio de una galaxia demasiado privilegiada para osar no creer en un demiurgo y al fin ver el universo y saber que si no fuera por la reflexión del sol ni tan siquiera brillaríamos porque toda esa industriosa tecnología sólo ilumina pocos metros por encima del ego.
Es aciago sentirse insignificante porque la desesperanza impide incluso tender la cama en la mañana, otras veces es un camino fácil para desembarazarse de la responsabilidad por no hacer nada para que el mundo mejore.

Sin embargo, si la vida es tan corta se debe aprovechar al máximo, si somos tan diminutos y la contingencia de nuestra vida es tan grande porque no sentirnos profundamente agradecidos con el infinito por ese sobrecogedor azar.

Las playas no existirían si todos los granos de arena se sintieran vacíos.

viernes, 14 de julio de 2006

Fotografiar es escribir con luz

Mientras los pintores la miraban con recelo, los supersticiosos creían perder el alma. La fotografía copia la realidad, no la representa y sin embargo obturar depende de una sensibilidad especial.

Sin la escritura decenas de civilizaciones pasaron por la Tierra sin dejar rastro de su existencia; los dibujos lograban trasmitir maneras de ver el mundo con unos cuantos trazos. Pero cuando la luz raya el negativo ese devenir de segundos que compone el sin fin de las horas se detiene un instante y el aire que se interpone entre los cuerpos casi se puede tocar.

La fotografía potencia la memoria porque aunque la subjetividad que supone un relato permite una riqueza sólo limitada por la imaginación del que escucha, plantar frente a los ojos una ventana cargada con la subjetividad de quien presenció el momento es entender la perspectiva estética del otro.

La memoria discrimina lo que los sentidos captan, le da prioridad a una sensación y decide basarse en ella para atesorar el momento. Al evocarlo el cerebro se cuelga de lo que más lo impactó y a partir de ese factor baña los acontecimientos.

El fotógrafo es capaz de detener el tiempo atestiguando en un papel lo que realmente sucedió, partiendo el aire con la luz necesaria para retener los sentimientos para que no se evaporen.

viernes, 7 de julio de 2006

El último canto de un cisne

Una cosa es saberse las doce estrofas del himno y el canto a la bandera entendiendo sus categóricos requerimientos de entregar la vida por la patria, usar la manilla y la camiseta con el tricolor y comprar una artesanía para que los Uitotos entren adecuadamente al libre mercado.

El comercio globalizado hace que las cosas sean iguales en cualquier parte, los souvenires no son más que estereotipos en bolas de cristal. Cuando vamos a la costa a saborear su exoticidad presenciamos una mutación de las costumbres periféricas por una homogenización del ocio.

La identidad va más allá de mantener las costumbres estando en el extranjero, no es tener un sombrero vueltiao colgado en una pared de la sala, ni hablar bien del lugar que lo vio nacer.

No apreciamos con tanto encomio lo que tenemos al lado, no lo conocemos ni nos interesa hacerlo pero si alguien lo quiere recordamos que es nuestro. Las cosas se aprecian mejor cuando con esfuerzo se consiguen, mientras mas cuestan más profundo el merecimiento.

La idea es parecernos para diferenciarnos, asumir nuestros rasgos únicos para sentirnos diferentes. Entender que lo importante no es lo que esté en capacidad de brindarnos un lugar para sentirlo nuestro sino lo que cada uno es capaz de entregarle para hacerlo mejor.

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.