viernes, 17 de octubre de 2008

Sophie Tauber-Arp

Usualmente se escribe para poner en orden la percepción de la realidad. Entender lo que se despliega ante los sentidos. Comprender la manera como se desarrolla la vida. Sin embargo, en un instante en el que la imagen (todavía más si es en movimiento) domina el paisaje acelerado de los tiempos modernos es otra la visión de la escritura. No solo se convierte en un lujo llevar a cabo la labor de creación, sino además encontrar a alguien interesado en recibirla. La vida se ordena en un píxel animado, en la ilusión precisa del sueño ajeno que ahorra el pensamiento propio.

 
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