viernes, 24 de abril de 2009

Shyris

Hay quienes les gustaría devolver el tiempo para deshacer acciones y otros para repetir cada cosa de la misma manera. Mientras, un grupo desinhibido de pobres diablos imagina el futuro basado en las posibilidades extendidas de lo que hoy se conoce y todo eso ficcionado se transforma en sueños. El carácter utópico de la eternidad es su mayor valor ya que la vida se desarrolla cuando es consciente del fin, no con miedo del más allá sino como potenciador de lo que puede acabar. Lo que no es deja ser, lo que no está permite hacer, lo que muere da inicio a algo nuevo.

viernes, 17 de abril de 2009

Replicantes

Por supuesto que el ciudadano común debe hacer una cantidad de actividades que el estilo de vida anterior no exigía. pero así como saca tiempo para realizar lo más superfluo también debería poder hacer lo esencial. El problema de la vida moderna no es la imposibilidad de aprovechar el sin fin de artilugios que antes no existían sino la incapacidad para cernir los que realmente valen la pena. Básicamente hacemos lo mismo que nuestros antepasados con un nivel de complejidad que obnubila los sentidos. Se cambia la cantidad por la calidad y lo que era considerado un rito se convierte en una obligación.

viernes, 10 de abril de 2009

Pigmaliónico

Si bien la verdad no existe hay desarrollos humanos que con la vista en ella han producido maravillosos hitos. Hablo de la ciencia y el arte. Sin dogmatismos ni anacronismos más bien con diacronías que unen toda creación en una misma bolsa. El encanto de avanzar, de querer hacer las cosas de manera diferente, de sentir que algo de vida permanece más allá de la muerte. Mirar hacia atrás y proyectar el futuro. Facilitar y alegrar la vida. No importa que un postulado se revalúe o que una técnica se avandone, como expresión de un momento es un contenedor eficaz de la mal llamada evolución del hombre.

viernes, 3 de abril de 2009

Gomaina

El arte no existe para ganar monedas o para inmortalizar a su autor. Sino porque para el hombre es inevitable no hacerlo y no como una obligación, todo lo contrario: porque simplemente puede. Unas veces por disciplina pero las más por inspiración, las ideas, tímidas primero, comienzan a agruparse en la mente hasta que por una extraña reacción emocional logran estallar en creación. Qué importa si lo admiran o critican, si se ofrenda o vende. Todo por ese momento en el que lo tangible, gracias a lo que no lo es, es captado como algo sin sentido, chocante o tranquilizador. Después de mucho tiempo, cuando dejemos de existir como especie, todos esos gritos desesperados de poder hacia el universo serán una broma insignificante.

 
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