Gomaina
El arte no existe para ganar monedas o para inmortalizar a su autor. Sino porque para el hombre es inevitable no hacerlo y no como una obligación, todo lo contrario: porque simplemente puede. Unas veces por disciplina pero las más por inspiración, las ideas, tímidas primero, comienzan a agruparse en la mente hasta que por una extraña reacción emocional logran estallar en creación. Qué importa si lo admiran o critican, si se ofrenda o vende. Todo por ese momento en el que lo tangible, gracias a lo que no lo es, es captado como algo sin sentido, chocante o tranquilizador. Después de mucho tiempo, cuando dejemos de existir como especie, todos esos gritos desesperados de poder hacia el universo serán una broma insignificante.