viernes, 15 de mayo de 2009

Un modelo para inventar

Desde el Renacimiento, el ser humano, ante la creciente cantidad de información se ha visto avocado a privilegiar esquemas particulares y abandonar el conocimiento holístico. Pero llega un punto en el que todo tiene que ver con todo y la diversidad del mundo se resiste a ser atrapada. Ahora, de nuevo, los bordes disciplinarios se difuminan y esto toca la esencia no solo de las profesiones sino la manera como se observa el mundo. Las retículas que una vez limitaron la aprehensión del saber se convierten en trampolines para hallar relaciones. Se manifiesta una separación apenas conceptual entre lo que se percibe y lo que se dice.
No basta con saber apretar una tuerca una y otra vez hasta el final de los días, sino entender el lugar que ese elemento tiene en una red más compleja y más grande, hasta llegar a un punto en el que se cuestione la necesidad de la tuerca en un sistema o el sistema mismo.

 
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