viernes, 5 de septiembre de 2008

Baobab

Se supone que un aplauso es la manera convenida por la sociedad para elogiar a alguien por sus capacidades, cuando no se puede extender la felicitación personalmente. Pero como todo si se convierte en una perversión fastidia. El trabajo de algunos sobresale por encima de otros por su espectacularidad pero no deja de ser un trabajo; el artista, cualquiera que sea su campo, en algún momento de su vida fue un aficionado, aprendió su oficio y se especializó, el talento se mezcló con constancia y un poco de suerte, pero en lo fundamental está realizando su trabajo, entonces por qué rendirle culto a la personalidad de alguien similar a uno. Será una manera de desviar la atención sobre la desdicha propia o alimentar el sueño infantil de la estrella de rock. Hay personas que irradian con su sola presencia una especie de energía contaminante pero no por eso son seres superiores, al contrario, se busca aprender de esa iridiscencia.

 
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