viernes, 19 de septiembre de 2008

Benicarló

Cuando el agua se mezcla con las lágrimas es como un matrimonio entre el cielo y los sentimientos. Es la comunión entre la inmensidad calculada pero imperceptible de la naturaleza y la particularidad accidental y llamativa de la subjetividad. Cuando el rayo de sol choca con una sonrisa es como si la espontaneidad de la carne y la pragmática del espíritu se dieran cita.

 
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