viernes, 10 de marzo de 2006

Folie à deux

El conocimiento acumulativo define la vida moderna y una cadena de descubrimientos escalonados logra lo que tenemos hoy, pero en la excedida satisfacción de las necesidades fisiológicas radica nuestro desarrollo.
Nadie como Dante para explicar que en el acatamiento de los pecados está la placidez. Con orgullo, envidia, soberbia, pereza, avaricia, glotonería y lujuria descubrimos nuestros límites y perfeccionamos nuestros deleites.
Necesitamos pertenecer, desear, sentir, dormir, poseer, comer y engendrar, pero así como estos verbos en su estado más puro permiten que nuestro cuerpo y sociedad sigan funcionando, existe un artículo de lujo que manifiesta los beneficios de la exuberancia.
Claro que esto agrava la desigualdad en el mundo y que si todos excedieran sus límites para completar sus vicios la inestabilidad impediría disfrutarlos, pero son necesarios para el autocontrol y el arrepentimiento que mantienen a la humanidad en equilibrio.
El hecho de que no todos sean lo suficientemente libres para disfrutar su vida hace que los que si lo son se sumerjan con mas cinismo. Esto es lo que divide a los hombres de los sibaritas.

 
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