viernes, 29 de junio de 2007

Focus

Tenemos durante la vida la ocasión de encontrarnos con situaciones y personas que creíamos ya olvidadas, asuntos pendientes volver, y el destino permite que conscientes o no actuemos de manera diferente y mostremos que algo aprendimos. No importa después de cuantos años los ciclos se repiten y con cara de estúpidos enfrentamos lo que creemos es pasado sin entender que si son los mismos ojos o si es el mismo escenario es un juego nuevo con reglas totalmente diferentes.

Entender que la vida no es lineal no nos previene de volver a cometer los mismos errores, permite disfrutarlos o sentir un Déjà vu al hacerlo. Todo es una especie de espiral con círculos concéntricos enfocando poquísimos puntos, millones de personas comparten las maneras de actuar y decidir. No sólo la moda se repite, existe un pulso invisible que cuando actúa nos vuelca la vida, entonces cuando aprendemos a mirar el mundo de cabeza vuelve a vibrar.

Crecer no es más que acumular recuerdos y soñar con cosas parecidas. En medio del desorden del color de la vida es preciso agarrarse de lo que retorna, de las fechas y rutinas. Las tramas no se cierran se dejan pendientes es como ser incapaz de perder algo excesivamente propio. Sólo al final, en perspectiva se sabrá que pedazo de lo recorrido se parecía a la eternidad.

 
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