viernes, 12 de agosto de 2005

Proporción áurea

Casi nada de lo que somos es consecuencia de lo que nos enseñaron. Unas veces por causa y otras por consecuencia de lo que odiamos o queremos. Eso que se refleja en el espejo es el resultado de cada suspiro, bocado, resfriado, desilusión y cortada que vivimos; de cada sonrisa, abrazo, chocolate u olor que recibimos.

Y entonces por qué las niñas quieren parecerse a Shakira cuando sólo ella pudo parecerse a ella, cuando el tiempo sólo pudo manifestarse de esa manera en su cuerpo y en su mente.

Pero luego, cuando la niña no puede tener 55 de cintura y 95 de busto surge la mano amiga del mercadeo para venderle cuanta manera exista que por medios quirúrgicos lo logre.

Por qué los deseos propios tienen que ser tan parecidos a los de los actores de cine, deportistas o cantantes. Heredamos tantas ausencias que cualquier logro es tan pequeño.

Afortunadamente existe el Baloto, el horóscopo y las tapitas gratis que dejan la oportunidad de soñar con lo que pudo ser si se hubiera tenido suerte.

 
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