viernes, 25 de abril de 2008

Minarete

Ya sea haciendo una tortilla de queso o un microprocesador, existe un proceso bajo el cual la creación surge. Algunos necesitan el vacio del caos para prosperar, a otros la musa solo les habla en una perfecta calma y armonía, una paz lograda solo bajo la iluminación adecuada y la música perfecta. Ser o no vehículo de la inspiración necesita trabajo y no un golpe de suerte.

A veces la verdad habla desde un lugar pacífico, otras en medio de una plaza de mercado.

viernes, 18 de abril de 2008

Pentotal sódico

El hastío, cuando un día se parece al anterior, cuando se pierde la cuenta de la cantidad de veces que el cepillo ha pasado por el mismo diente, cuando el agua cae sobre los párpados y la realidad se convierte en esa cosa turbia que el cerebro acoge sin emoción. Los días se encadenan sin prestarle mucha atención a lo que se repite: que parece ser todo (el sol por el oriente, la comida convertida en bolo y las letras deslizándose en combinaciones veleidosas e hipócritas).

El rostro del que no se da cuenta porque tiene una camisa para cada día, una rutina de la cual aferrarse y de la cual anclar las ilusiones.

viernes, 11 de abril de 2008

La particula divina

Debería ser posible repetir las desiciones, ver todas las posibilidades para descubrir el lugar donde el destino y las jugadas de la vida chocan. Ver la fuerza de la vida desplegada ante los ojos sin siquiera un movimiento, ver las lineas claras de los acontecimientos sin arriesgar más que tensiones. Para luego seguir esa ancha senda de luz marcada por el bienestar.

Aunque la simultaneidad de ramificaciones posibles impediría decidirse por una oportunidad en espera de la promesa eterna de algo mejor. Demasiados descubrimientos.

El problema es mirar al pasado como al futuro, confundir nostalgias con sueños, querer atrapar la definición de la vida en pequeñas explosiones de la memoria que permitan descubrir vías sin retorno, aún sin recorrer, abandonos sin compromiso.

viernes, 4 de abril de 2008

Huneker*

Rainer María Rilke en una de sus elegías de Duino escribe que “lo bello es el comienzo de lo terrible. Es aquella parte de lo terrible que todavía podemos soportar”. Sin embargo, ¿Estamos seguros de que no puede existir algo en el universo tan sensible que el mero hecho de nombrarlo lo expulse de la existencia? Como si lo conociéramos todo, como si esa capacidad de develarlo todo tarde que temprano nos concediera el derecho de hacerlo aún con la nefasta consecuencia de hallarlo.

Vivimos en un mundo cerrado, no sentimos lo que vivimos, como si nuestro transporte no tuviera ventanas. Será que no oímos la música de las esferas porque suena todo el tiempo? Será que no oímos las olas por vivir frente al mar? No escuchamos las palabras pronunciadas. Nos fijamos pero no vemos. Nuestra percepción del mundo se ha agotado ya, todo lo que queda es reconocer objetos.

*Opus 25 estudio # 11 en La menor de Chopin.

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.