viernes, 9 de marzo de 2007

Bang

Vivimos en una esplendorosa época para manifestar nuestros más extraños deseos: ya nadie esconde sus adicciones, pocos mienten sobre sus miedos y menos aún sobre sus fantasías. Era inescrutable nuestra intimidad hasta que el inconsciente la sacaba en soledad. Pero ahora parte del disfrute y sanación de lo reprimido está en compartirlo,;los vicios son esa exaltación capitalista de antiguos ritos llevados al exceso.
Resulta que todos escondemos algo porque la infancia de nadie fue perfecta. Lo único anormal es no tener fetiches y adicciones, disfrutar de las cosas como vienen es posible pero su gracia aumenta cuando son perseguidas y censuradas.
Cuando alguien abre la boca para manifestar la desnudez del emperador todos lo hacen para confesar la propia.

 
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