viernes, 6 de junio de 2008

Coppelia

Sucede cuando al pasar saliva la presión del aire acumulada en el cráneo cambia de tal manera que se forma una perfecta caja de resonancia, que en la mayoría de los casos es soliviantada por un carraspeo tal vez por la sensación extraña de escuchar los pensamientos. Pero cuando la postura y el ánimo se inclinan por experimentos al mejor estilo de John Cage para hallar el silencio absoluto, se abre una brecha en la consciencia que comienza a recapacitar sobre la vida y termina comprometiéndose con el mundo.

Primero el corazón que al sentirse escuchado se acelera, ese movimiento sanguíneo que se trasfiere a la pupila y por ende a todo lo que existe, los jugos gástricos y esa gota saciable que se abre paso en un movimiento involuntario de la garganta por tragar. Y como al finalizar una cinta la realidad se esconde tras esas frecuencias que lo hacen a uno sentir trabado o loco.

 
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