viernes, 13 de junio de 2008

Sarao

La crisis nos define como humanos, no importa a qué situación nos enfrentemos esperamos otra cosa de ella, más o menos, pero diferente. Tememos y esperamos los altibajos, esos picos que nos sacan de la quietud. El quid está en disfrutar los momentos positivos al máximo con la consciencia que tarde o temprano se irán y adaptarse a los negativos ya que dejarán paso a nuevos renacimientos.

La hierba es más verde en el patio del vecino, el plato de la mesa de al lado se ve más apetitoso... Pero justo cuando cruzamos la cerca, cuando hundimos el dedo en ese pudín de tapioca (arriesgando lo conseguido) nos damos cuenta que la inseguridad y el inconformismo elevaron por encima de sus posibilidades lo deseado. Entonces lo que parecía apetecible se revela odioso, lo que se vislumbraba placentero es hostigante. Pero ya es tarde para volver y de nuevo queremos lo que no tenemos.

 
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