viernes, 14 de agosto de 2009

Manicougan

El individuo que se sienta en el andén de una ciudad cualquiera a rayar sobre un papel un poco de lo que considera la expresión de su espíritu sensible nunca ha escuchado todas esas teorías sobre la crisis en el arte. No le importa la definición ni función de lo que algunos creen en la necesidad de inscribir en un nodo de un proceso más grande pero en decadencia. En un mundo que convierte en materia de consumo cada uno de sus componentes (incluso los que se le oponen) solo es cuestión de tiempo para que el interés de la masa se pose sobre lo que en una ocasión fue considerado abyecto.

 
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