viernes, 21 de octubre de 2005

Daikiri de plátano

Un tipo sentado frente a 8 monitores de 12 pulgadas partidas en cuatro secciones esperando a que las personas no acerquen sus manos con algún articulo demasiado a su cuerpo.

Como Dios él pude ver cuando nos sacamos los mocos y no importa si no nos enteramos. Y tal vez de eso se trate solapadamente la fe, de actuar sinceramente de manera virtuosa porque hay un ojo que ve todas las acciones, las juzga y castiga. Y está el bombillo rojo titilando para no olvidarlo.

Cualquiera con un teleobjetivo puede tener el control de disuadir las actuaciones de quien pasa enfrente porque se sabe participe de una grabación digital, reproducible y manipulable por ende.
Pero a través de la pantalla no pasa la realidad, a veces ni la representación de ella, porque si bien el objetivo simula las acciones del ojo, la profundidad, los colores y tamaños son falseados.

Por eso es tan común que los celadores se crean los dueños del edificio además debe ser divertido poner en práctica los sueños de Orwell con potentes zoom y demás artilugios.

 
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