viernes, 25 de agosto de 2006

Thereshold

Sólo cuando nos damos cuenta del final de las cosas actuamos para impedir que se acaben, sin embargo, llegado el momento debemos reconocer que siempre nos dirigimos hacia múltiples finales y que nuestra incapacidad para reconocerlos nos impide disfrutar de lo que realmente importa. el camino.
Los acontecimientos llegan y se van (como los enamorados de Neruda), los aguardamos espectantes e inmediatamente los añoramos, como si el presente no fuera más que una ilusión que palpamos con cada respiro.

 
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