viernes, 27 de julio de 2007

Moussaka

El marketing publicitario ha arraigado en el subconsciente que el lapso de disfrute de algo adquirido llega a su fin con una nueva versión aún cuando haya cambiado nimieces o sea innecesario per se. Lo más nuevo no siempre es lo mejor y no sólo en lo que tiene que ver con tecnología, en general con los artefactos que nos rodean a diario.


Hay productos que parecen perfectos que cuando se busca reemplazarlos por deterioro ya no existen o son irreconocibles bajo capas de curvas y acabados metálicos mate. De esos momentos fugaces del diseño quedan sólo las añoranzas y la decoración retro porque el mundo en constante evolución se sincroniza con lo nuevo, cabe en la misma cartera y combina con ello.

El torrente de innovación tiende a lo desechable, abandona la nostalgia por sentir que todo avanza y debe ser sustituido igual que la gente cuando envejece.

 
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