viernes, 20 de julio de 2007

Tiktaalik

En estos tiempos que corren donde hay un desmedido interés por la imagen es sencillo encasillar a las personas en un puñado de estilos que vienen con cada temporada. Tal como los colores, las telas y las formas; también las actitudes, los gestos y las opiniones forman una galería de lo que socialmente está permitido e incluso valorado.

Y es que aunque pasen buena parte de la vida aprendiendo y practicando unos valores y unas técnicas más o menos efectivas para sobrevivir hay quienes configuran su ser a partir de lo que los demás esperan que sean. Es así como adoptan las características que consideran más atractivas de sus conocidos y las repiten.

Más allá de un análisis sicológico que hable sobre dependencia, sugestión o falta de carácter realmente son individuos que arman su vida con retazos de otros ya sea porque no han logrado crear algo que los llene o porque por comparación se sienten inferiores.

Aunque la originalidad no es una característica de la raza humana y la innovación nace a partir de lo desgastado. Es complicado hallar la línea que divide a una personalidad que busca su propio camino cuando al fin y al cabo le gusta la misma música, cine y comida que miles a otra que lía los bártulos con cada cambio de viento.

 
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