viernes, 4 de enero de 2008

Алексей Пажитнов

Sólo cuando una persona logra satisfacer sus necesidades más básicas como la comida o la vivienda puede pensar en entretenerse, porque mientras unos ocupan su tiempo consiguiendo el sustento otros han convertido el ocio en la medida del bienestar.

Es así como dentro de las sociedades adineradas está creciendo una generación a la cual le aburre la realidad, que busca vivir una simulación donde las personas son contrincantes y los edificios y las calles los escenarios, una realidad aumentada sin interacciones directas mediada por los controles de una consola.

Pero qué son exactamente esas imágenes que titilan en una pantalla, sólo representaciones simplificadas de lo que el hombre ya no está obligado a hacer para sobrevivir: destruir, construir, luchar, huir?

Aunque la tradición de jugar con cubos de madera y carros de latón significaba lo mismo, la era del video convierte a esos seres en nativos digitales, que se presuponen más genios que antes y que ven la vida como un juego. No se puede decir que esta sobrecarga de falsedad es la única culpable de que los niños se vuelvan sicópatas, el hecho de que no parpadeen ni siquiera mentalmente tal vez sí.

 
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