viernes, 15 de septiembre de 2006

Demasiado para ser cierto

Luego de trabajar, cansado, se detiene en un azulado bar a tomarse un trago, no dos.

Se acerca una mujer con una inmensa sonrisa y una reducida falda a hacerle conversación, trabaja y al igual que él está sola. Y una cosa que en frente del espejo diferencia a hombres y a mujeres se hace notar: él acepta sin reparos que su atractivo natural la sedujo. Se le cruza por la cabeza que es una prostituta pero después de no escuchar un precio en cinco minutos descarta la idea.

Justo cuando el alcohol comienza a desinhibir la fidelidad del hombre comprometido se ve ante la disyuntiva, por un lado honrosa de despreciarla y salir con una airada victoria de la cual no podrá ufanarse ante nadie y por el otro dejarse llevar y obtener siete segundos de placer y semanas de arrepentimiento.

Al final vuelve a casa con una sonrisa extraña como de alguien que ha descubierto el lenguaje de los astros pero no piensa compartirlo con nadie. Le hace el amor a su esposa pensando en aquella extraña y la vida sigue.

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.