viernes, 3 de noviembre de 2006

Beatnik

Después de pasar varios canales, de asombrarme de lo parecidos que somos a los simios, de la cantidad de hormigón que se necesita para unir dos costas y de lo imbécil que puede llegar a ser Paris Hilton me detengo en uno de viajes.

No obstante no se siente la misma frustración de antes por no trabajar probando cócteles. Ahora lo desconcertante es ver que tanto en un hemisferio como en el otro lo único que se hace en cualquier lugar es comprar.

Parece ser entretenido empacar maletas y un diccionario para conocer un centro comercial igual al que queda al lado de la casa; encerrarse en unas cajas de cristal (bien diseñadas, no lo niego) que hasta jardines tienen para sentir la absorción de otra cultura.

Al otro día ir al mercado subterráneo por una réplica mal hecha de la torre Eifel y una foto en la que demuestre que verdaderamente estuvo allí ya que al volver más que las nuevas experiencias lo importante será haber cumplido todos los clichés que dictan las guías.

Para que ir a China ¿A conocer la fabrica de Apple o la muralla? Cuando lo haga espero comer muchas cosas sin saber si están muertas.

 
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