viernes, 2 de noviembre de 2007

Tatami

Es totalmente valido sentir orgullo por lograr idioteces en un mundo donde cualquier aspecto de la convivencia puede generar competencia.

Es una extraña habilidad muy desarrollada para pasar por alto las limitaciones o, en el mejor de los casos, el instinto de supervivencia sobredimensionado por la abundancia. Entrar a un restaurante después de solamente 30 minutos de espera. Tener un confortable apartamento de 50 m2. Empaparse de vida callejera rodeado de ruido y suciedad.

Es la capacidad de adaptación llevada al patetismo urbano o la imaginería de Van Gogh llevada al absurdo, sin filtros de realismo. Nadie lo sabe, pero algo está claro: rescatar Halo 2 en una noche no hace a nadie más ágil mentalmente, sólo mejor preparado para la tercera parte.

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.