viernes, 1 de diciembre de 2006

Los miramos hasta que dejamos de verlos

Mientras no sepamos lo que sucede con nuestras almas cuando abandonan el cuerpo la muerte seguirá siendo peor para los que se quedan.

La agonía duele y conocemos el dolor pero cuando acaba no hay descanso sino lágrimas.

Escuchamos en las noticias muertes todos los días, los libros y las películas se basan en historias de muerte y amor (que cuando se acaba es como un duelo). Reconocemos que todo tiene un fin y sin embargo duele. Miramos objetos que no tienen razón de ser y recordamos momentos que parecen un sueño.

Después de la sorpresa viene el dolor en todo el cuerpo, debajo de las uñas. Mareo y frío. No hay ganas de comer ni de dormir y un sentimiento de desamparo lo cubre todo. También hay arrepentimiento por no haber hecho o dicho tal cosa y odio con ella por haberse ido y consigo mismo por haberla dejado ir.

Despertarse con su rostro en la memoria y recordar con culpa, rabia y tristeza que al menos esas fuerzas que crearon todo permitieron por un momento conocerla.

 
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